De Leganés a El Pardo todo llanito

Me había hablado Sergio sobre un camino que permitía llegar desde la Casa de Campo hasta El Pardo, la Senda fluvial del río Manzanares. Una opción muy interesante para hacer con la familia por ser un recorrido prácticamente llano y se me ocurrió la idea de explorarlo previamente saliendo desde Leganés. Serían unos 60 kilómetros que me servirían para quitarme la espinita que tenía clavada desde el fracaso físico de la BiciCoa de la semana anterior. Así que ni corto ni perezoso el domingo 26 de junio me levanté tempranito para ponerme en marcha sobre la bici tras engullir un par de donuts y un café.

¿Qué senda ni qué senda?

Pongamos un poquito de contexto al asunto. Desde 2016 se llevan realizando distintas acciones en torno al río Manzanares (https://restauracionfluvialriomanzanares.es/).  La «renaturalización» del río (eliminar las presas y dejar que el agua corra) ha supuesto un cambio a nivel biológico impresionante creando un ecosistema efervescente donde antes solo había agua verde (y carpas).

No voy a hablar de lo que no sé pero al parecer este acontecimiento y su explosividad sorprendió enormemente a la comunidad científica pertinente, haciéndose eco medios tanto especializados como generalistas. Solo tenéis que buscar en Google «renaturalización del río Manzanares» y entenderéis a lo que me refiero. Algunos enlaces al respecto:

– https://www.eysmunicipales.es/actualidad/el-proyecto-de-renaturalizacion-del-manzanares-reconocido-por-su-papel-en-la-mejora-de-la-biodiversidad-urbana#:~:text=Con%20la%20apertura%20de%20las,pasado%20a%20ser%20la%20dominante.

– https://www.esmadrid.com/sites/default/files/dossier_plan_naturalizacion_manzanares.pdf

– https://elpais.com/ccaa/2018/09/14/madrid/1536928384_530297.html

– https://www.rtve.es/noticias/20210819/ciudades-vuelven-mirar-rios/2157008.shtml

 

Desde Leganés

Llegar desde mi casa hasta el lago de la Casa de Campo supone rodar por distintos carriles bici durante aproximadamente 15 kilómetros. Nada que destacar al respecto. La mañana era fresca, salí con un maillot largo que no me sobraba en absoluto y con los auriculares de transmisión ósea para ir escuchando la radio como me gusta hacer cuando salgo solo.

Una vez en el lago hay que seguir girando a la izquierda por el Paseo Azul que continúa con el nombre del Paseo de Piñoneros, atravesar la glorieta de la Plaza Moreras, seguir por el mismo paseo dejando a la izquierda la subida al cerro Garabitas y llegar hasta la fuente que hay justo debajo de la vía del tren, donde tomaremos el anillo verde ciclista. Seguimos el anillo pasando por una primera pasarela sobre la Carretera de Castilla y seguimos rodando por el anillo en una de sus partes más bonitas ya junto al río Manzanares. Pasamos por una segunda pasarela que sirve para cruzar la A6 y al bajar llegamos al Puente de San Fernando, donde comienza la senda fluvial del Manzanares. Hay que estar atentos y girar a la derecha al bajar del puente pero en vez de seguir por el anillo ciclista veremos indicaciones de la senda y las seguiremos dando una revuelta y pasando por debajo del Puente de San Fernando.

 

 

Ya estamos en la senda

Ahora rodaremos dejando el río a la izquierda. El camino es ideal salvo un cortísimo tramo en obras que me encuentro junto al Puente de San Fernando a la altura del complejo deportivo de la Federación  de Tenis de Madrid. Avanzo con ilusión y evitando pensar demasiado en la kilometrada que me voy a meter, congratulándome de que la temperatura es perfecta y de la ausencia de viento. Como es bastante habitual rodando por la rivera de un río, los chopos son los protagonistas. Y los ciclistas también, disfrutando de la delicia que es rodar por un camino en tan buen estado.

 

La Playa de Madrid

El siguiente punto de interés por el que pasamos, después de rodar junto al campo de golf  es la antigua Playa de Madrid, una piscina privada que cerró en 2014 y que ahora se encuentra en estado ruinoso. Da un poco de pena pensar en cuánta gente no habrá pasado un buen día de baños allí. Seguimos dándole al pedal y llegamos casi sin darnos cuenta llegamos al club de campo Somontes. Aquí confundo el camino. No me doy cuenta de que puedo seguir de frente porque la senda fluvial pasa entre el río y la valla del recinto y me desvío a la derecha para cruzar la M605 (carretera de Madrid a El Pardo) y continuar rodando en la misma dirección que iba pero en paralelo a la carretera. Y no hay mal que por bien no venga porque echo un rato divertido de senderos. Los senderos de El Pardo son una delicia.

Pasado Somontes vuelvo a acercarme al río y continúo rodando cómodamente. Cruzo la pasarela metálica que construyeron hace unos años en el vado que usábamos las primeras veces que fuimos a El Pardo para cruzar el río. Siempre acabábamos con los pies empapados.

 

El chorrazo

Una vez al otro lado del río llegar a la presa es cuestión de pocos metros. Me encuentro muchos ciclistas haciendo paradita técnica junto al chorro. Yo hago lo mismo y aprovecho para echar un par de fotos y para quitarme el maillot largo, que con el sol ya alto no me va a hacer falta para la vuelta.

 

Pretendo hacer el camino de vuelta por el mismo sitio por el que he venido así que le doy la vuelta a la bici y me pongo en dirección a la Casa de Campo. Cuando paso de los 40 kilómetros, aún en El Pardo, me empieza a doler el culo. Mal asunto. Procuro levantarme de vez en cuando para aliviar el dolor y mentalizarme porque me quedan por lo menos 20 kilómetros por delante. Llanear mola en el sentido de que es «fácil» mantener una velocidad decente y es placentero rodar por una pista ancha sin tener que estar muy alerta pero tiene la pega de que el cuerpo acusa permanecer tanto rato en la misma postura. Haciendo senderos o bajando uno se mueve más encima de la bici y no llega a sufrir tanto los dolores propios de la postura mantenida durante muchos kilómetros.

 

¡Pinchazo!

Al avanzar el día el número de usuarios del camino, sobre todo ciclistas, aumenta significativamente. Sobre todo en la Casa de Campo. Justo ante de llegar, ya rodando por carril bici, noto que la rueda delantera suena a pinchazo. Lo mismo que el fin de semana anterior. El líquido tubeless había tapado el agujero pero tal vez se haya vuelto a abrir… o tal vez sea un pinchazo nuevo, no lo sé. La cosa es que el agujero se tapona pero la rueda baja de 1,8 bar (medido al salir de casa) a 0,7 bar (medido al llegar a casa).

 

Justo al entrar en la Casa de Campo paro en la fuente que mencioné antes que hay debajo del puente del tren y lleno el bidón de agua. Es un bidón isotérmico y lo había sacado de casa con la mita de hielo y la mitad de agua y un par de horas después me había quedado sin agua porque el hielo no se había derretido del todo. Ya os digo que no era un día caluroso.

Ni tan mal…

Deshago el camino con calma, no tengo prisa. Se me atraganta el tramo entre el Lago y el Zoo. Siempre se me atraganta, de hecho. Pica un poquito para arriba y las piernas ya no están como para muchas historias después de casi 50 kilómetros. La cuesta que sube del Zoo hasta la el metro de Casa de Campo la subo casi sin darme cuenta atendiendo una llamada telefónica. Y el del resto poco cabe destacar. Anillo ciclista y algo de tedio para llegar a casa con 63,5 kilómetros y sensación de satisfacción, que es lo que buscaba principalmente.

Track en Wikiloc

 

En conclusión, todo un descubrimiento esta Senda Fluvial del Manzanares. Muy apta para rutas familiares. Vamos, que estoy 100% seguro de que más pronto que tarde haremos un recorrido Lago-Chorro con merendola de por medio. Y además esta ruta queda registrada para cuando me apetezca «hacer kilómetros» en vez del aburridísimo anillo ciclista.

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