Vaya pedazo de escapada bicicletera en familia que nos hemos pegado en Semana Santa. Nuestro destino ha sido la Vía Verde del Aceite. Hemos hecho un tramo desde Baena hasta Cabra y el viaje ha merecido la pena. Siéntate y lee con atención que si te estás planteando un fin de semana bicicletero con los niños esta es tu entrada.
Como ahora también somos youtubers (e instagramers, y tiktokeros, sin dejar de ser facebookeros) te inserto, para tu comodidad, el vídeo que hemos preparado contando esta aventura.
Vía Verde del Aceite
Ya habré dicho más de una vez que me encantan las Vías Verdes. Son perfectas para excursiones en bicicleta con niños porque suelen ofrecer recorridos bastante llanos y con cierta infraestructura alrededor. La Vía Verde del Aceite, de la que podéis encontrar toda la información en la web oficial y en el portal de la junta de Andalucía, transcurre entre Jaén y Puente Genil (provincia de Córdoba) recorriendo algo más de 127 kilómetros.
Mirador de la Vía Verde de Baena
Los municipios por los que pasan son Jaén, Torredelcampo, Torredonjimeno, Martos, Alcaudete, Luque, Baena, Zuheros, Doña Mencía, Cabra, Lucena, Moriles, Aguilar de la Frontera y Puente Genil.
Lo malo que tienen las Vías Verdes es su carácter lineal, no son trazados circulares. Esto complica un poco la logística a la hora de hacer uso de las mismas porque ir vas… pero a ver cómo vuelves. En alguna ocasión hay que hacer cambalache con dos coches, otras veces es posible volver en transporte público… Lo que hemos hecho en esta ocasión es repetir el mismo recorrido en sentido contrario al día siguiente.
La planificación del viaje
Hacía tiempo que no cogía vacaciones en Semana Santa pero este año me apetecía. El plan era viajar a Conquista. Los más cafeteros del blog ya sabéis que tenemos una casa en el pueblo a la que venimos varias veces al año a descansar. Con nueve días por delante se nos ocurrió aprovechar un par de ellos para hacer unas mini-vacaciones ciclistas dentro de las vacaciones y pensamos que la Vía Verde del Aceite era perfecta. Tocaba decidir qué tramo hacer, porque está claro que la Vía Verde completa son muchos kilómetros. Hubo tres factores determinantes: la distancia a recorrer en coche desde Conquista, la disponibilidad de alojamiento y la previsión meteorológica, que anunciaba lluvias para toda la semana.
Jugando con estas tres variables decidimos que lo mejor sería recorrer de Baena a Cabra el 23 de marzo.
Track disponible en Wikiloc
Reservamos un par de habitaciones dobles en el hotel Fuente Las Piedras, metimos una muda (por persona) en las alforjas y algo para vestir que no fuera indumentaria ciclista, los chubasqueros y herramientas básicas en una mochila y pusimos rumbo a Baena.
Llegamos cerca de las tres de la tarde (no madrugamos, que estamos de vacaciones) y aparcamos en un Lidl que hay justo al lado del comienzo de la Vía Verde. Nos comimos una ensalada de pasta junto al coche en el que fue, posiblemente, acto menos glamuroso que hemos vivido hasta la fecha como familia. Descargamos las bicis, montamos las alforjas, bidones de agua y resto de avíos, guardamos el portabicicletas en el maletero y nos despedimos del coche hasta el día siguiente. En apenas 200 metros estábamos rodando por la Vía Verde.
De Baena a Cabra
Hay un ramal que sube desde la Vía Verde del Aceite propiamente dicha hasta Baena. Está más o menos a la altura de Luque. Es por este tramo por el que comenzamos nuestra aventura… subiendo unas cuestas de la muerte. Como estamos frescos no acusamos el esfuerzo. La primera parada la hacemos en un mirador con unas vistas impresionantes de Baena.
Vía Verde a las afueras de Baena
Bajamos abruptamente parte de lo que hemos subido y comenzamos a rodar por un carril asfaltado entre campos de olivos. La alergia aflora y el moquillo también. Me como un par de bichos sin querer. Vamos, todo bien. El camino no es bonito y pica para arriba. Las vistas tampoco lo son mucho en esta primera parte y viendo la cara de Ali se me pasa por la cabeza la idea de que nos hemos equivocado de plan. No está en forma, hace mucho que no montamos en bici.
Cruzamos varios caminos y alguna carretera. Pasamos por debajo de la N-432 y giramos a la derecha. Nos comemos otro cuestón de los buenos. Laura y Lourdes lo suben, no sin cierto esfuerzo. Yo me quedo atrás con Alicia y le ofrezco subir caminando porque veo que vamos a gastar todos los cartuchos a apenas 3 kilómetros del inicio de la ruta. Va a ser un día largo.
Ahora sí, llegamos a la Vía Verde del Aceite
Tras 7,5 kilómetros de subida cruzamos otra vez la N-432 esta vez por encima, por un puente. Dejamos el ramal y llegamos a la Vía Verde propiamente dicha. Nos llevamos una sorpresa agradable. El asfalto no es bueno, presenta muchas grietas y agujeros, pero el paisaje mejora. Se ve algo más que olivos y mejoran nuestras expectativas.
Ya no vamos entre campos de olivos, el paisaje mejora
Paramos en una de las muchas áreas de descanso que hay a lo largo del recorrido para descansar el culete y tomar una chocolatina. Hay una fuente pero un cartel anuncia que el agua no está tratada y no nos fiamos como para rellenar los bidones. Seguro que está buena, pero no queremos arriesgarnos a una cagalera. Pasados unos minutos continuamos, que las cuestas no se suben solas.
Parada a la altura de Luque
Seguimos rodando cuesta arriba. La pendiente es muy leve, pero se nota. Decidimos usar el remolcador para tirar de Ali. Se trata de divertirse en familia, no de pegarse la paliza del siglo. Laura, en cambio, va sobrada.
Llegamos a la altura de Zuheros, el pueblo más bonito de Córdoba en 2024 según la asociación Pueblos Bonitos. El pueblo, con las ruinas del castillo presidiendo el risco, es digno de ser visitado. A la vuelta, tal vez. Ahora no podemos entretenernos demasiado porque no queremos que se nos haga de noche en ruta.
Una de las partes más bonitas de la ruta
Levanto la vista tratando de ver por dónde discurre el carril y lo que veo no me gusta demasiado. Se intuye el recorrido por la loma de la colina siempre ascendiente. Bueno, es lo que hay. Toca echarle paciencia.
Nos vamos cruzando con ciclistas y algunos senderistas. También un par de rebaños pequeños de ovejas. Está claro que se le da uso a la Vía Verde pero no está saturada. Eso está bien. Parece que la pendiente se aplana y tras pasar por debajo de la carretera local CO-6203 llegamos a Doña Mencía.
Punto de inflexión
Vemos una fuente y nos tiramos de cabeza a beber y rellenar nuestros bidones. No es que haga un calor de la muerte, pero sí tenemos unos buenos 26º y apetece agua fresca.
Parada obligatoria en Doña Mencía
Observamos que hay un centro cicloturista con un negocio de alquiler de bicicletas, merenderos, un bar, un parque infantil y hasta un área de autocaravanas. Todo muy bien conservado y limpio. Un buenísimo ejemplo de cómo con muy poco se le puede sacar rendimiento turístico a una infraestructura como una Vía Verde.
Doña Mencía volcada con la Vía Verde
Reanudamos la marcha y observamos que el carril mejora o empeora a tramos. Creemos que es porque los responsables de su mantenimiento son los municipios por los que pasa y algunos le dedican más recursos y otros menos. Pero esto es solo una teoría.
Centro de información cicloturista
El camino comienza a llanear. Por fin. Dejo de remolcar a Ali, que ha tenido tiempo de reponerse. Rodamos casi a 20 km/h con facilidad. Que vamos por una Vía Verde, antiguo trazado ferroviario, queda patente cuando observamos los típicos edificios que fueran apeaderos o casetas de operarios, trincheras arrancadas a la montaña, puentes metálicos como el Viaducto de la Sima o túneles sin iluminación. Todos estos elementos rompen la monotonía y ayudan a hacer kilómetros.
Justo en la mitad no se veía nada de nada
Y rodando alegres y casi sin darnos cuenta llegamos a Cabra. Para llegar al pueblo tuvimos que bajar una buena tirada por una carretera sin apenas tráfico. La idea era llegar al hotel, ducharnos, cambiarnos de ropa y salir a pasear para estirar las piernas y cenar al pueblo. Pero el hotel estaba lo suficientemente lejos del pueblo como para que no apeteciera ir andando… y ni se nos pasaba por la cabeza ir en bici. Así que decidimos quedarnos a cenar en el hotel (todo un acierto, la cena estaba riquísima y el camarero era amabilísimo) y ya iríamos al pueblo a desayunar al día siguiente.
Toda ruta que se precie termina con un brindis
Eso sí, nada más dejar las bicis en las habitaciones fuimos al bar a tomar algo fresquito, que bien merecido nos lo teníamos.
Y al día siguiente, la vuelta. De Cabra a Baena
El plan estaba claro: levantarse sobre las 9:00, desayunar en Cabra, llegar a la Vía Verde y volver a Baena a una hora decente para comer.
Track disponible en Wikiloc
No fuimos capaces de levantar a las niñas a las nueve. El día anterior había sido duro y estaban derrotadas. Les dimos cuartelillo mientras nos tomábamos un café. Finalmente nos vestimos de ciclistas, empaquetamos el poco equipaje que llevábamos y nos dispusimos a comenzar el día de bici. El culete nos dolía del día anterior, pero les dije a Lourdes y a las niñas que eso era hasta que «se calentara». Y es verdad, pasado un rato deja de doler.
Lo bueno es que nuestras habitaciones estaban en la planta baja
Le contamos a la recepcionista nuestras intenciones de desayunar en el pueblo y nos recomendó hacerlo en la Plaza Vieja. Nos explicó, además, como llegar. Con gente así da gusto. Siguiendo sus indicaciones llegamos sin problemas a la plaza. Muy pequeña y acogedora. Aparcamos las bicis donde no estorbaran y nos sentamos en una terraza. Enseguida nos tomaron nota y nos trajeron los desayunos. No hace falta que te explique, a ti que eres un lector viajado y experimentado, que en tierra de aceites pedimos tostada con aceite y tomate. Simplemente espectacular.
Flipa con la tostada
Uno de los desayunos más ricos que recuerdo. Pero se acabó y pusimos rumbo a la Vía Verde. Tendríamos que callejear unos diez minutos… cuesta arriba. Había poco tráfico y no pasamos miedo en ningún momento pero bien que nos acordamos de lo mucho que terminamos bajando ayer para llegar desde la Vía Verde al pueblo.
Callejeando por Cabra
Una vez en la Vía Verde del Aceite nos pusimos a rodar en dirección a Baena. Antes de salir de Cabra llegamos al centro de interpretación de la Vía Verde. No lo habíamos visto el día anterior porque dejamos la Vía Verde unos cuantos cientos de metros antes. Han aprovechado el edificio que fuera la estación de tren para crear un espacio de descanso e información para el usuario de la Vía. Un par de viejas locomotoras, de vapor y de gasoil, acaparan toda la atención de manera irremediable.
Una locomotora siempre mola
Nos costó dejar atrás el centro de interpretación, pero tuvimos que hacerlo. Recorrer en sentido contrario el mismo camino que habíamos hecho el día anterior nos confirmó que desde Cabra hasta Doña Mencía es cuesta arriba y desde Doña Mencía hasta Baena es cuesta abajo.
El protagonista en esta ocasión fue el viento. Nos daba a veces de cara y a veces de lado, pero nunca a favor. Una puñeta. Tuvimos que remolcar un rato a Ali para ayudarla a subir. Primero Lourdes y luego yo. Sin problema, ya irá cogiendo un poco de forma según vayamos saliendo más en bici ahora que hemos estrenado la primavera.
Repusimos agua en Doña Mencía pero apenas la bebimos porque sabía muchísimo a cloro y nos daba mal rollo. Bajar hasta Luque fue una delicia. Tocando los frenos para evitar que la bici corriera demasiado, fíjate lo que te digo.
Pocas veces suelto yo las manos porque me da miedo
Casi sin darnos cuenta llegamos al puente sobre la N-432 y tomamos el ramal hacia Baena. La parte fea del recorrido. La recorremos por puro trámite, rodando tranquilos, dejando la bici correr cuesta abajo. Solo hay una cuesta que nos pone en nuestro sitio, justo antes de llegar a Baena. La subimos sin más y rodamos hasta el aparcamiento del Lidl donde, por suerte, nos espera nuestro coche.
Preparados para la vuelta
Y con esto termina nuestra escapada bicicletera de Semana Santa, montando las bicis en el coche y buscando un sitio para comer (lo encontramos y lo disfrutamos). Acabamos con muy buen sabor de boca este viaje. Vamos a guardar muy buen recuerdo durante mucho tiempo. Tal vez otro año hagamos otro tramo. Como desde Doña Mencía hasta Lucena, por ejemplo. Una versión interesante también puede ser ir de Doña Mencía a Cabra y vuelta en el mismo día. Hay muchas opciones y todas molan. Sea lo que sea que hagamos, te lo contaremos en este blog, que para eso estamos.