Entre Arroyomolinos y Móstoles

Pocos días se lo pasa uno tan bien como haciendo una ruta en bici en familia, entre Arroyomolinos y Móstoles, viendo como los más pequeños disfrutan de la naturaleza (interurbana) mientras descubren un deporte que tantos buenos momentos nos depara a los mayores.

El pasado sábado 12 de febrero tuvimos la ocasión de vivir uno de estos días celebrando, además, la primera ruta en bicicleta del benjamín de la familia, el ya Perdedor Miguel, que con tan solo 5 años (casi 6) y con una bicicleta con rueda de 18″ y sin las comodidades del cambio de marcha recorrió los 15 kilómetros establecidos por la organización (bien ricos) sin protestar.

Arroyomolinos es un infierno de cuestas (muchas de ellas para arriba) así que encontrar un recorrido mínimamente llano tiene su aquel. Tanto es así que no fue posible diseñar un recorrido 100% circular y tuvimos que jugar con la localización de los coches a la salida y a la llegada para ir de un punto a otro sin obligar a los pequeños a subir cuestas muy duras porque queremos que se aficionen a este deporte, no que nos odien como progenitores.

 

 

De manera que  comenzamos a rodar en la Avenida de la Unión Europea, en una de las partes más altas. Pero esto no nos libró de dar pedales cuesta arriba unos cuantos metros, hasta alcanzar la Avenida de Portugal, que une Arroyomolinos con Móstoles por el norte. Paralelamente a esta carretera encontramos una senda, ya llana, que es la que utilizamos para rodar cómodamente hasta llegar a Móstoles.

 

Llegamos casi sin darnos cuenta a la Avenida de la Vía Láctea de Móstoles y tomamos el carril bici en sentido sur. Es un carril un poco estrecho, todo hay que decirlo, pero siendo ligeramente cuesta abajo se rueda cómodamente por él.

 

 

Son apenas un par de cientos de metros porque poco después giramos a la derecha para poner rumbo de vuelta por el Camino de Arroyomolinos.

Este camino discurre entre campos de labor en los primeros kilómetros y salvo algún tramo con ligera pendiente es básicamente llano… o cuesta abajo.

 

 

Cuando el camino pica para arriba, Miguel necesita un poco de asistencia que le presto gustosamente. Al principio le daba un poco de miedo, al final me sacaba el codo como los ciclistas de carretera cuando piden un relevo para que le enganchara y subiéramos juntos las cuestas. Voy a ver si engaño a alguno de los perdedores para que haga lo mismo conmigo cuando toque subir un repecho duro.

 

 

Al la altura del Arroyo de Valdearenal, tras una pronunciada bajada, decidimos hacer un descanso para tomar un refrigerio. Hacía un día excelente y no teníamos prisa ninguna. Fue más por gusto que otra cosa porque no habíamos gastado demasiadas energías, pero… ¿Quién dice que no a unos kikos? Yo no conozco a nadie.

 

 

El camino deja los campos de labor y comienza a discurrir entre árboles paralelamente al Arroyo de la Arroyada. Estamos recorriendo la parte más bonita de la ruta. Además es completamente llana para uso y disfrute de todos, especialmente de los más pequeños que aprovechan para aprender a hacer caballitos y derrapar.

 

 

Nos estamos acercando a Arroyomolinos y el «tráfico» se incrementa. Muchas familias, como nosotros, han aprovechado la mañana de sábado para salir a dar un paseo. Pasamos por debajo de la Avenida del Atlántico y llegamos a la zona urbanizada pero el camino continúa, esta vez convertido en parque y carril bici.

 

 

Y casi sin darnos cuenta llegamos al final de la zona arbolada y hemos de tomar una difícil elección: continuar un poquito más por el Camino de Forjadores para visitar las ruinas de un molino o dar por terminada la ruta. Miguelito toma la decisión por todos, dice que no está cansado y que no le duele el culo… ¡Así que seguimos!

 

 

Este trecho tiene más cuestas y se nota. Si bien los mayores tenemos fuerzas de sobra para subirlas, Miguel necesita que su motor particular (yo) pase del modo de asistencia ECO al NORMAL. Sin problema, aún tenemos batería.

 

 

Nos tomamos una instantánea en el molino y ponemos rumbo de vuelta. Miriam se adelanta hasta el punto donde ha dejado esa misma mañana su coche para la logística de la vuelta pero nos sorprende con una nevera llena de aperitivos y refrescos (y cerveza) que nos vinieron a las mil maravillas para terminar esta ruta por todo lo alto.

 

Un día genial. los niños recorrieron los 15 kilómetros sin protestar. No parecen muchos pero haced memoria y recordad vuestras primeras salidas en bici. Poned además en valor el tipo de bicicleta empleada y la edad y llegaréis a la conclusión de que no es moco de pavo recorrer esta distancia manteniendo la sonrisa.

Estoy segurísimo de que disfrutaremos de muchas rutas en familia más (con su comilona asociada, claro).
¡¡¡Ya estoy pensando en la siguiente!!!

1 comentario en “Entre Arroyomolinos y Móstoles”

  1. Hola!
    Os leo siempre, me encanta tu blog!
    Tenéis algún enlace a Wikiloc o alguna plataforma parecida para poder descargar o seguir vuestras rutas?
    Gracias!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio