Charlando con Jaime sobre la idea de escribir una entrada que explicara por qué situaciones debería pasar todo ciclista de montaña sin excepción, enseguida nos han salido las 10 cosas que hacer en bici antes de morir.
1.- Viaje en bicicleta con alforjas
Cuando tan importante es el trayecto como el destino en sí es un gustazo recorrerlo en bicicleta cargando con lo necesario en un carro o en alforjas. Más aún si es en buena compañía.
La bicicleta facilita el ritmo justo para disfrutar de cada metro de terreno cubriendo distancias razonables por cada jornada de pedaleo.
Aquí la logística juega un papel fundamental, como podréis imaginar. Encontrar ese equilibrio entre peso y equipamiento a la hora de hacer el equipaje, no olvidando el conjunto de herramientas que nos puedan sacar de un apuro pero contando con que tendremos que cargar con todo este peso.
Hay muchas empresas que organizan rutas de varios días transportando el equipaje de un punto de destino a otro para que el cliente solo tenga que preocuparse de disfrutar. Incluso ofrecen, lógicamente, asistencia mecánica en caso de necesidad. Es una alternativa atractiva pero se pierde la esencia misma del viaje, el puntito de aventura que ofrece el saber que vas con todo «lo puesto».
En cualquier caso, la cerveza al llegar al punto programado en cada jornada sienta igual de bien.
2.- Ruta nocturna
Pocas satisfacciones ciclísticas he tenido en los últimos años como el haber participado de rutas nocturnas con los Perdedores.
Por suerte las tiendas online de China (Aliexpress, Deal Extreme…) nos ofrecen material barato y con la calidad suficiente como para afrontar de cuando en cuando una ruta nocturna con garantías. Me refiero, naturalmente, al elemento imprescindible, el foco delantero.
Por lo demás, se trata simplemente de buscar un recorrido conocido y con pocas dificultades técnicas donde, además, en caso de emergencia un vehículo no tenga el acceso demasiado complicado por si es necesario evacuar a algún participante.. Al menos esa es mi recomendación.
Parece mentira cómo recorridos archiconocidos cambian por la noche. El campo huele distinto, los animales que podremos ver no serán los mismos… Una experiencia 100% recomendable.
3.- Montar una bicicleta desde cero
Es cierto que muchos ciclistas no tendrán los conocimientos mecánicos o el tiempo necesarios para hacerlo, pero aquellos de nosotros que hemos montado nuestras propias bicicletas eligiendo cada componente con esmero… hace que sea una bici única y produce mucha satisfacción.
No solo rodar con ella, también el proceso de montaje así como el de búsqueda de componentes: siempre buscando el mejor precio, el chollo, ya sea en un componente nuevo o de segunda mano.
Además de conseguir una bici customizada por completo según nuestros gustos (y presupuesto) en muchos casos habremos ahorrado dinero, sobre todo si recurrimos al amplísimo mercado de segunda mano que existe en el ciclismo de montaña.
No obstante, cuando uno se maneja en este mundillo sabe que una bici nunca está completa. No existe la versión «final». Siempre nos autoconvencemos de la necesidad de cambiar una piececita, bien para rebajar 25 gramos, bien para mejorar ligeramente las prestaciones de la bicicleta… en la mayoría de los casos consumismo puro, no nos engañemos.
4.- Caerse tontamente por culpa de los pedales automáticos
Suelen ser caídas tontas y sin consecuencias… más allá de golpearle a uno en el orgullo.
Son frecuentes especialmente cuando nos estrenamos con los pedales automáticos y no tenemos automatizado el gesto de desacoplar el pie del pedal. Hacemos la parada reglamentaria ante cualquier circunstancia, en un semáforo, al llegar a casa, en una reagrupación en ruta… y nos acabamos cayendo de lado.
A mi, naturalmente, me han pasado de todos los colores. Desde sacar el pie derecho y caerme hacia el lado izquierdo hasta quedarme atrancado en una cuesta con fuerte desnivel y caerme parado ante la imposibilidad de sacar el pie.
Juancar era experto en caerse en charcos. Es una adicción que ya tiene superada. En la foto se cayó de lado por no poder sacar el pie a tiempo… y se puso bonito de agua y barro.
5.- Participar de marcha organizada
Tras mi reciente experiencia en la Talajara 2019 reconozco que las pruebas organizadas no son santo de mi devoción, pero sí recomiendo la participación en alguna al menos una vez.
Lo comparo con el fútbol. No es lo mismo echar una pachanga entre amigos que participar de una liga, que por muy municipal que sea cuenta con determinada oficialidad y cierto protocolo que hacen que uno disfrute de los partidos con mucha intensidad. Los avituallamientos, el recorrido marcado, la prioridad de paso, compartir camino, pedir paso, cederlo, ayudar a otro participante necesitado… son aspectos que se viven en las marchas organizadas.
Además sucede que en ocasiones se pide permiso para que la ruta discurra por caminos privados de los que de otra forma no podríamos disfrutar.
6.- Caída gorda
No es algo deseable, por supuesto, pero igual que dicen que hay dos tipos de motoristas, los que se han caído o los que se van a caer, de los ciclistas se podría decir fácilmente lo mismo.
La práctica del ciclismo de montaña conlleva un riesgo implícito que en la mayoría de las ocasiones sabemos gestionar, pero a veces fallamos y nos vamos al suelo.
Guantes, gafas y, por supuesto, casco, limitarán el daño que podamos sufrir. Si vamos solos dejemos dicho dónde vamos a ir o utilicemos alguna aplicación de «live tracking» para compartir nuestro recorrido en tiempo real para que en caso de emergencia sea fácil localizarnos.
7.- Tener que pedir rescate
No me refiero en este caso a rescate de emergencia, enlazando con el punto anterior, por haber sufrido heridas como consecuencia de una caída. Me refiero a sufrir la necesidad de pedirle a algún familiar o amigo que nos venga a buscar en coche ante la imposibilidad de continuar con la ruta por culpa de una avería mecánica grave o una pájara de las serias.
En todos los años que llevo montando en bici por suerte solo he recurrido a este recurso en una ocasión. Estaba muy bajo de forma y salí a explorar una zona al sur de Las Navas del Marqués. Se me fue de las manos la exploración y después de quedarme sin energías llamé a casa para que me vinieran a buscar pues lo que me quedaba por subir no era moco de pavo.
Aunque llevemos un buen kit de herramientas hay ocasiones en que la avería es tal que no podemos apañar una solución de contingencia o que simplemente la reparación puede ocasionar daños peores a la estructura de la bici como holguras o desgastes.
8.- Ruta de orientación
Hoy en día cualquiera llevamos una aplicación de GPS en el teléfono o un moderno dispositivo en el manillar de nuestra bici o en nuestra propia muñeca, pero… ¿sabríamos navegar de un sitio a otro con la ayuda de un mapa y una brújula?
Antes de tener smartphone y wikiloc se pintaban las rutas sobre el mapa y se seguían con la ayuda de cuentakilómetros y rutómetros. Y siempre se llevaba encima el mapa, por si las moscas. En mi caso así recorrí hace años los caminos de alrededor de Conquista, encontrando caminos cerrados por cancelas que mis mapas no marcaban y teniendo que darme la vuelta interminables veces.
Perderse (o todo lo contrario, no perderse) en el monte buscando el mejor camino para llegar a un lugar es una práctica que apasiona a muchos practicantes de BTT y humildemente creo que orientarse en la montaña es un requisito muy aconsejable.
9.- Superar los 100 Km en un solo día
100 Km no son moco de pavo. Dependiendo del desnivel que acumulemos podremos completar esta distancia con mayor o menor dificultad, pero en cualquier caso será un reto para muchos ciclistas de andar por casa como yo.
Superar la barrera psicológica de los 100 Km es un hito que puede marcar un antes y un después en la forma de afrontar las rutas de un ciclista aficionado. Sabiéndose capaz de alcanzar ese kilometraje, una ruta de 40 Kilómetros cobra otra dimensión.
10.- Utilizar una bici «top»
Sin especificar la modalidad, deberíamos darnos alguna vez en la vida el gustazo de probar una bicicleta de altísima gama.
Una cosa buena que tiene este deporte es que los practicantes del pueblo llano tenemos a nuestro alcance (si nuestra economía nos lo permite) el mismo material que utilizan los profesionales que disputan la copa del mundo salvo prototipos que llegarán al mercado tras las pruebas oportunas en circuitos de competición.
En ferias de ciclismo las marcas ponen a disposición del público sus últimos productos. Acudir a estos eventos es una buena ocasión de probar una muy buena bici de último modelo. Así fue como Raúl y yo, hace muchos años, en Festibike probamos sendas Trek Top Fuel 9.8 de casi 4.000€ de la época.
Otra opción es alquilarla. En bikeparks puede hacerse. También en sitios como Mr. Schmid, en Cercedilla, por nombrar uno, podemos alquilar distintos tipos de bici de distintas gamas.