Jesús no lo sabe, pero yo de mayor quiero ser como él. Ciclísticamente hablando, se entiende. Por eso le dedicamos esta entrada de Ilustres Perdedores. ¿Quién es el Perdedor Jesús?
La afición por la montaña la mamó desde pequeño pero la de la bicicleta le vino de mayor. Ya entrado en la treintena se compró su Rockrider 5.2 talla XL. La bicicleta mejor rentabilizada de la historia. Con ella ha recorrido multitud de caminos. Desde quedadas en la Casa de Campo hasta rutas de varios días. Tanto es así que llegó un momento en que me la tuvo que llevar a casa para hacerle una cura de rejuvenecimiento. Fue necesario cambiarle toda la transmisión y la horquilla, que había perdido completamente su capacidad amortiguadora.
Digo que quiero ser como él porque es el ciclista 100%. Lo que le gusta es montar en bicicleta y disfrutar del entorno. Le da igual si su bici lleva montado un cambio Altus o un XTR. De hecho estoy seguro de que ignora esas denominaciones. Si la bici cambia bien, no hay de qué preocuparse. Si no cambia bien, me llama. El único componente que ha cambiado por gusto fue el sillín. Cambió el de serie por un estupendo Specialized Phenom que le costó más de lo que la bicicleta costaba en ese momento. Eso es lo que más me admira. Si la bici funciona…¿Por qué cambiarla? ¿Qué pesa 17 Kg? bueno… Os aseguro que siempre ha llegado a las cimas antes que yo.
Jesús sufrió una lesión de espalda, una hernia discal, que le hizo la puñeta durante muchos meses. Casi no podía caminar y mucho menos montar en bicicleta. Por eso, cuando se recuperó me hizo mucha ilusión homenajearle con una salida en compañía de todos los amigos. El recorrido elegido fue, como no podía ser de otra forma, la ruta «Jesús1».
Esta ruta no tiene nada de particular, recorre el parque lineal del arroyo Butarque y los caminos que hay entre la M-40 y la Ciudad de la Imagen (en Madrid). Lleva su nombre porque es una ruta que se inventó él en una de sus salidas exploradoras… y nos hizo gracia. Y es que Jesús es de hacerse un bocata y perderse con la bicicleta todo el día. Si hay que echarse la siesta, se la echa debajo de un árbol bien a gusto. Porque no le agobia batir ningún record, simplemente monta en bici por caminos.
Pero Jesús tiene una cosa mala y él lo sabe. No es ningún rasgo de su personalidad. Es un objeto físico. Un libro. El maldito libro de rutas de Jesús. No recuerdo el título… y de recordarlo no lo publicaría para no perjudicar al autor que, seguramente, con tanto ilusión lo escribió. Pero recuerdo cómo la ruta de dificultad «media» de El Pardo casi acaba conmigo. Jesús, te tengo un aprecio, pero si algún día te encuentro ese libro despídete de él.
Llevo muchos meses sin hacer una ruta en condiciones con Jesús. Las circunstancias no lo favorecen, pero confío en que llegando el buen tiempo volvamos a rodar juntitos haciendo bromas, subiendo despacio, que no hay prisa, y bajando rápido, que es lo que nos gusta.
Lagrimas de emoción y agradecimiento recorren mis sonrojadas mejillas.
Muchas gracias Moi
Esto me obliga a deshacerme de la vagancia y quedar con vosotros a montar en bici. He sacado una ruta de un libro, que te va a encantar.
Aplaudo la decisión de abandonar la vagancia y venirte a montar en bici. Pero la ruta, si eso, ya la planifico yo…
Jesús, es mi maestro jedi en todas las facetas deportistas y lectoras que pueda recordar. Me llevó a mi primera bajada de esquí, la primera acampada, ruta senderista, barrancos, la primera borrachera… Y siempre ha sabido cuidar de los principiantes y mantener el ritmo con los profesionales. Gran reportaje!