¡Cómo hemos cambiado! Ahora lo vais a ver.
Le he copiado el título de esta entrada a la famosa canción de Presuntos Implicados y a una sección del programa de radio «La Vida Moderna», ya fuera de emisión, del que me declaro fan absoluto y que recomiendo con todas mis fuerzas. Un ejemplo pinchando este link.
Dicho esto, sabed (aquellos que nos estén al corriente) que soy un lector empedernido de revistas de bicicleta de montaña desde hace años. Tengo muchísimas. He llegado a comprar hasta tres distintas al mes durante buenas temporadas antes de tener smartphone. Por supuesto he estado suscrito durante años a alguna de ellas y también me dio hace ya algún tiempo por hacerme con lotes de revistas antiguas de los años 90. Aquí está la gracia. Me gusta ojear o leer estas revistas viejas de vez en cuando. Por nostalgia o por lo que sea, que cada uno es como es. Y a veces se le ponen a a uno los ojos como platos a ver según qué cosas con nuestros ojos de 2023. Vais a flipar.
Sin pretender convertir esta entrada en un estudio sociológico ni mucho menos aquellas revistas eran reflejo no solo de una época sino también de un sector de población muy concreto: una nueva especie de deportistas, los ciclistas de montaña, practicantes de una modalidad de ciclismo que estaba naciendo pero a la que se le intuía, como así ha sido, muchísima proyección.
Un pequeño descargo de responsabilidad: no se me enfade nadie, escribo esta entrada con tono de humor. Vayan por delante mis disculpas, si acaso fueran pertinentes, a los redactores y publicistas de estas revistas. El «presentismo histórico» es una caca de la vaca que hay que evitar en la medida de lo posible. Hoy nos sorprendemos de las cositas del pasado de igual manera que dentro de veinte años nos llevaremos las manos a la cabeza por aspectos de la realidad que vivimos hoy en día y que nos parecen de lo más normal y razonable. Dicho esto, vamos a empezar.
Años 90, aquellas primeras conexiones a Internet con los módems de 56k. ¿Os acordáis? Yo tardé en enterarme de qué iba la vaina, no fuimos en mi casa de los primeros en contratar una conexión a Internet (recuerdo que fue con Terra). Fue entonces cuando todas las compañías comenzaron a darse a conocer en la red con webs sencillísimas o simplemente correos electrónicos de contacto. Los redactores tampoco parecían tener demasiado claro qué era eso del «Internet».
Internet, sistema de correo electrónico. Oíamos campanas pero no sabíamos muy bien por dónde. Y lo del «código Internet» sí que es desconcertante. Tal vez el redactor quería referirse a una dirección IP. De la foto también hay que hablar. Ese monitor de 14 pulgadas, ese ordenador con disquetera… ¡Es que mola todo!
La siguiente noticia también tiene su puntito. Se ve que Diamond Back, famosísima marca de bicicletas en los 90, publicó su web y en la revista se hicieron eco de ello destacando, entre otras cosas, que ahora gracias a la magia de la red sería posible ver imágenes en realidad virtual de las bicicletas. Realidad virtual en la primera versión de HTML. Serían fotos de las bicis desde distintos ángulos y date con un canto en los dientes.
Cambiamos de tercio, vamos a hablar ahora sobre material. Y es que hay cosas que vistas en perspectiva te sorprenden. Me consta que este blog lo leen personas que no tienen demasiado conocimiento sobre ciclismo de montaña como mi amiga Paqui, por eso explicaré que durante muchos años los frenos que llevaron las bicicletas eran de tipo «cantiléver». Frenaban lo justo. En 1996 Shimano sacó al mercado los primeros frenos de tipo «V-brake». Fueron una revolución total. Frenaban muchísimo más en comparación con los cantiléver
aunque seguían siendo frenos a llanta con los inconvenientes que esto conlleva (por ejemplo, que la rueda se descentre y la zapata vaya rozando continuamente). Durante otra buena tirada de años los V-brake fueron el estándar hasta que finalmente se impusieron los frenos de disco, sistema que disfrutamos hoy en día.
Las noticias sobre los primeros V-brake molaban porque seguían llamándolos «cantiléver», pero «de brazo largo». O se referían a ellos como una moda.
Yo sigo usando frenos V en varias bicis y me encantan. Son ligeros y sencillísimos de ajustar. Una «moda» decían en esta otra noticia haciendo referencia a un modelo de frenos que sacó a la venta la marca española Monty a rebufo de los de Shimano.
Hay un millón de ejemplos. Mirad el siguiente artículo: «¿Acabarán todas las mountain bike montando frenos de disco en lugar de los habituales cantiléver?». Ya te digo yo que sí, pero es de visionario plantearse esta cuestión en 1996 cuando acababan de salir a la venta los V-brake.
También llama mucho la atención darse cuenta de que en ocasiones las tendencias con cíclicas. Un clarísimo ejemplo lo encontramos en las gafas de ciclismo. Ahora se llevan las gafas con cristales grandes y con monturas mínimas… exactamente igual que en los años 90, salvando las distancias tecnológicas en cuanto a fabricación y materiales, naturalmente.
Cualquier gafa de la comparativa anterior pasaría por actual. Estoy seguro. Ahora mismo si mencionamos «Casio» nos viene a la cabeza, irremediablemente, la canción que Shakira le dedicó a Piqué. Una pena porque Casio ha hecho cosas guapísimas. Antes de que Garmin, Polar o Suunto lo petaran quien partía la pana era Casio. Mirad este anuncio. Esos relojes deben de pesar medio kilo porlo menos. Me flipan. Además te regalaban una mochila.
También es bonito ver que productos que hoy en día nos parecen el colmo tecnológico tuvieron su prehistoria, como es el caso de los cambios electrónicos o de los rodillos interactivos.
Para que hoy en día tengamos un Di2 o un AXS en su día alguien tuvo que tener la feliz idea de tratar de accionar el cambio electrónicamente, con toda la complejidad que ello suponía. Especialmente, puede ser, en cuanto a baterías se refiere. Desde mi desconocimiento más absoluto y como es gratis opinar, tal vez sea uno de los campos de la electrónica donde más se ha mejorado. Y tal vez sea desde la aparición de los teléfonos móviles. Qué se yo, solo son divagaciones.
Este cacharrazo es el abuelo de los Bkool o los Zwift que tenemos hoy en día, rodillos inteligentes que adaptan la resistencia en función del tipo de entrenamiento que queramos hacer. No parece muy adecuado para tenerlo en casa, desde luego, con lo que parece que ocupa. Y por lo que dice en el artículo debía de salir carete el juguetito.
¿Recordáis cuando se valía anunciar tabaco y bebidas alcohólicas en publicaciones deportivas? Y no solo eso, también pasaba que las tabaqueras o licoreras patrocinaban equipos, como el BH Coronas, o eventos como la vuelta a España en bicicleta de montaña, llamada Transpain, patrocinada por destilerías DYC. Era cuando se fumaba en los andenes del metro, en el
trabajo y en todas partes. Qué cosas…
Cómo se escribía también te da pistas de a quién iban dirigidas principalmente las publicaciones. O de la edad de los propios redactores o publicistas, que parecen tener obsesión con las madres que, como todos sabemos, en los años 90 eran las encargadas de las tareas del hogar sin duda alguna. En este anuncio de Mammoth se ve cómo la madre, armada con un
rodillo como corresponde según la mentalidad de la época, arremete contra el hijo porque no para de pensar en los componentes que puede comprar en el citado comercio (¿ese chupete?) en vez de estudiar como es su obligación.
Hay muchas más referencias a las madres, como digo. Tenemos bastantes ejemplos en la sección de «trucos verdes» de la revista Bike a Fondo. Si tú en 1994 vas a tu padre a pedirle film de envolver alimentos lo más seguro es que al estar fumando coronas y bebiendo DYC te mire raro y no te haga ni caso. Porque eso era cosa de las madres, claramente.
Y siendo que las madres son las responsables, además de congelar cosas, de mantener la casa limpia había que tener mucho cuidado con llegar a casa pringando de barro porque se te podía caer el pelo. No obstante en este reportaje otoñal de 1995 instan al incauto ciclista a pasarse por el forro las advertencias de su madre y a ponerse de barro hasta el casco (si es que
lo usaba, ojo, que de eso no hemos hablado pero éramos minoría los practicantes de ciclismo que lo llevábamos). La faltadita final al tenis me encanta. Los ciclistas de montaña nos ensuciamos porque va en nuestra condición. No como los tenistas que están ahí en su club de tenis bebiendo Martini.
Y es que se escribía de otra forma porque se hablaba de otra forma. La noticia de la siguiente foto no hace falta ni comentarla.
Pero lo que más llama la atención sin duda alguna son los micro (o macro) machismos que nuestros ojos y nuestra sensibilidad de 2023 detectan en estas revistas noventeras. Son de traca y los hay de distintas categorías. Empecemos con la publicidad. Sea lo que sea que se anuncie siempre queda bien poner una foto de una chatunga, ya sea un seguro para ciclomotores o una colonia.
A mí me parece especialmente curioso cuando estos anuncios no los protagoniza una modelo sino una estrella del ciclismo de montaña ligera de ropa en aptitud sensual como es el caso de las dos siguientes imágenes. En la primera vemos a Paola Pezzo (lo petó muchísimo, mirad su palmarés en el link a la Wikipedia que he puesto sobre su nombre) con una ropa que difícilmente se pondría para salir a dar una vueltica en bici.
En fin… espero no haberos aburrido mucho con esta entrada que sin ser de ciclismo al 100% algo tiene que ver y he echado un rato interesante escribiéndola.
Por desgracia hay cosas que no han cambiado, tristemente.