Miguel nos cuenta cómo vivió la Talajara

Lo prometido es deuda y Miguel ha tenido el detalle de redactar con mucho salero su experiencia vivida en la Talajara.

Si habéis leído la entrada anterior sobre mi particular visión de la misma encontraréis diferencias significativas. ¿Quién está más cerca de la realidad? Sin duda ambos.

Copio y pego su texto tal cual lo ha escrito. ¡Gracias Miguel!


En pie a las 5:40 para poder desayunar bien, montar la bici en el coche y llegar con garantías a Talavera. Por la A5, amaneciendo, se veía un tráfico inusual para tan temprana hora, todos los coches con MTBs encima, detrás, dentro… la cosa promete.
Hemos quedado en el parking del Decathlon ya que en el Google Maps se intuía que el parking “oficial” de la Talajara se podía quedar un poco justo. Preferimos aparcar ahí e ir rodando 5 minutos en bici. Nos salió muy bien la jugada ya que no había absolutamente nadie en ese parking y estuvimos muy cómodos bajando las bicis.

Mapa del recorrido de la TalajaraMapa del recorrido de la web oficial

 

Llegamos a la zona de salida sobre las 8:25 y se veía muy buen ambiente. Los espartanos de la ruta de 136 km salieron ya a las 8:00, ni me entra en la cabeza hoy en día realizar tamaña ruta. Les deseé toda la suerte del mundo. Pude descambiar el maillot de talla M a talla L. Casi todos los del grupo tuvimos problemas con el tallaje, ¡los maillots iban muy petados y cortitos!. Sobre las 8:45 nos colocamos en el cajón de salida.

Instantes antes de la salidaInstantes antes de la salida

 

Tenía muchos sentimientos encontrados sobre cómo iba a afrontar la ruta. En el grupo que fuimos teníamos estados de forma y maneras de tomarse las rutas muy variopintos así que no sabía a qué atenerme. Ya llevaba tiempo entrenando pero nunca había afrontado una ruta tan larga (aunque por el perfil no parecía muy dura). No sabía si salir a saco y arriesgarme a morir en el Km 30 o ir a propósito ralentizándome y que eso terminase pasándome factura por estar horas de más sobre la bici. Estaba inquieto por estar a 5 minutos de la salida y no tener ningún plan. Llevaba encima geles, barritas y bebida isotónica como para 500 km y herramientas y recambios como para montar un ChainReaction en Talavera así que por ese lado estaba perfectamente tranquilo.

Comentan por megafonía que los primeros kilómetros no se puede rodar de manera competitiva, bien. Salimos, los primeros metros todos muy juntos, daba la sensación de que si te movías unos centímetros a un lado o al otro la ibas a liar parda.  En la ruta participaba alguna asociación de sordos porque parece que no escucharon lo de ir de tranquis al principio y adelantaban como si no hubiese mañana.

Maillot de la TalajaraMaillot de la Talajara

 

Como en el km 2 ó 3.. primer piñazo. Me imagino pegarse el madrugón, hacerse 120 km y piñarse en el km 2 todo frio y en el asfalto. Me apeno por el caído.
Veo que del grupo con el que iba, unos amigos de Christian que acababa de conocer ese día, se ponen a unos 22km/h y me pego a ellos. Es gente experimentada en rutas largas así que me voy muy cómodo con ellos.

Más o menos a los 5 km abandonamos el núcleo urbano y entramos en una pista muy ancha. Ya nos empezamos a separar un poco pero hay que seguir rodando con mucho cuidado. Se notaba que cuando la pista se estrechaba apenas unos centímetros el peligro de darse contra un ciclista aumentaba exponencialmente. Me pongo a rodar a un régimen cómodo para mí y al rato entre tanto ciclista me quedo sólo.

Llego al primer avituallamiento, comida y bebida abundante. Me como un trozo grande barrita y me meto otro trozo grande en el maillot para luego, prometo comérmelo antes de
que el chocolate se derrita (error). Me doy cuenta de que me he quedado un poco frío, quizás esa parada me sobraba. Supongo que paré por eso del “he pagado y tengo que amortizar “.

Esto me da una pista sobre cómo afrontar el resto de los avituallamientos.

Sigo rodando a buen ritmo y empiezan las primeras cuestas importantes. Se atisba una aglomeración brutal de ciclistas negociando con la pendiente. Aquí ya se empieza a ver el calado de cada uno, están los que ponen el pie en tierra y hacen lo posible por apartarse y brindar una oportunidad a los demás de coronar la subida y luego están los que ponen el pie en tierra, no piensan en nadie y suben por todo el medio. Con 4 o 5 del segundo grupo ya nos paramos todos y tenemos que subir a pata.

Sigo la ruta a buen ritmo pero veo que algo le ha ocurrido al cambio trasero. Hace unos días sustituí el cable del cambio y ajusté el desviador. Para probarlo hice una ruta a buen  ritmo por el Pardo e iba como la seda. No entendía qué había podido pasar pero de repente no me subía de la cuarta o quinta corona. Tuve que tensar el cable al máximo con la rosca del pulsador y de esa manera conseguía subir de coronas haciendo un esfuerzo sobrehumano con el pulgar (acabé con el pulgar fino filipino).

Ahí se me planteaban dos caminos: parar y tratar de ajustarlo arriesgándome a quedarme frio y perder el ritmo o seguir con el cambio de esa manera arriesgando a reventarlo del todo. Pensé que quizás si trataba de ajustarlo con las prisas y la tensión podría estropearlo más y eso fue suficiente para disuadirme y tratar de seguir así hasta el final.

La ruta transcurre por pistas, subidas y bajadas, nada excesivamente difícil y llego al avituallamiento del km 38. Mucha gente y mucha animación. Me veo fuerte y decido continuar. Comienza una larga carretera con el asfalto en justas condiciones para rodar rápido y me pongo a la rueda de una pareja que iba a buen ritmo. Sin duda esta parte de la ruta nos ofrece las vistas más bonitas de toda la Talajara. Mucho verde, valles, ríos…

Vistas desde lo altoVistas desde lo alto

 

Las fuerzas aún no me han abandonado y empiezo a ver que quizás baje de las 4h de tiempo total. Eso me da fuerzas para seguir a buen ritmo.
Sobre el Km 50 acaba el asfalto y llegamos al tercer y último avituallamiento. Se ve que es un puesto pequeño en el que para poca gente. No me quiero arriesgar a enfriarme y paso de largo. Empiezo a notar que quizás me vendría bien un gel. Pena de llevarlo guardado en la mochila (creía que me iba a parar muchas veces y poder tomarme los geles con  tranquilidad).

La próxima vez no me vuelve a ocurrir. De pronto me viene un recuerdo agridulce: llevo en el maillot un trozo grande de barrita! Qué bien! … Ohh mierda, lleva como 2 horas guardado al sol.. Meto la mano como el que la va a meter a ciegas en una caja llena de insectos y veo que se me ha montado una buena en el maillot: chocolate totalmente fundido con algo de arroz inflado flotando y enganchado al tejido. Me meto en la boca lo que puedo dando gracias de estar sólo y que no me denuncien por coprófago. Lo acompaño  con algo de agua. La bebida isotónica hace tiempo que se acabó.

Llevo unos 5 km rodando desde el ultimo avituallamiento y comienza LA LUCHA. Ya noto sobrecargada la espalda, hombros , piernas, la cara llena de polvo, la cabeza caliente de  tanto estar al expuesto al sol y me empiezo a cansar de verdad. Noto que llevo la zona cardio al 85% y ya mi cuerpo no es capaz de bajarla si trato de seguir rodando a más de  2km/h.  Empiezo a echar cálculos sobre qué pasaría si bajo la velocidad, tiempo estimado de llegada, tiempo extra etc.. Decido tratar por todos los medios de mantener un ritmo por encima de los 22km/h.

Ya cada giro hacia un nuevo camino largo, cada mínimo falso llamo empiezan a hacer mella mental y físicamente. Estos momentos, ya sea en sobre la bici, en la
montaña, en el gimnasio o en cualquier deporte provocan en mi cierta sensación placentera de lucha y superación. Empiezo a lanzarme todo tipo de frases de flipado de anuncio de Nike o Gatorade para darme ánimos: “Ahora es cuando realmente estás entrenando”, “Si sigues así te bajarás de la bici siendo mejor físicamente que cuando te subiste”. Coaching de cuñado americano que en mí funcionan.

Los km empiezan a pesar. Veo que en el cuenta de la bici quedan unos 8 km para llegar al 75. También me doy cuenta de que seguramente el cuenta marcará más Kilómetros debido a que la ruta quizás haya estado hecha por la Organización con Google Earth o con una moto y siempre una bici hace más “minicurvas” y recovecos que terminan aumentando los Kilómetros por lo que estimo que para llegar al 75 tendré que hacer 78 o 79 como poco según el cuenta de la bici.

El cambio de la bici va sonando y cambiando solo de corona. La bici está también como yo, espero que se vaya lanzando a ella misma eslóganes de Orbea y SRAM para que le de  fuerzas para terminar y no me deje en la estacada: “Si llegas al final tendrás el carbono mejor que cuando has empezado”, “Ahora sí que estás entrenando de verdad el desviador trasero”.

De pronto y de manera inesperada… paso por al control de tiempo y acaba la ruta cronometrada. Resulta que la ruta acaba unos 3-4 Km antes del recinto ferial ya que tienes que  compartir esa parte del final con la gente de la ciudad y otros ciclistas. Paro Strava, mando Whattsapp y ya me voy paseando hasta llegar al recinto ferial. Bastante orgulloso de cómo he
afrontado la ruta me tomo unas merecidas migas con cerveza.

Cerveza y migasCerveza y migas

 

¡El próximo año repetimos!

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