Rutas MTB cortas por el Valle de los Pedroches o rutas cortas para quitar el mono… O rutas cortas entre chaparrón y chaparrón… Se me habían ocurrido varios títulos para esta típica entrada de Semana Santa en Conquista.
Ciertamente los primeros días de la semana el tiempo no acompañó. Estuve consultando las aplicaciones de previsión meteorológica para móviles con la esperanza de ver soles… Pero solo aparecían nubes, nubes con agua y nubes con rayos… Mal tiempo para la bicicleta a fin de cuentas. De manera que mi primera salida consistió en una pequeña ruta por las cercanías del pueblo recorriendo la ruta de Navagrande hasta pasar la ermita de San Gregorio y llegar a la carretera de La Garganta. En este último tramo, antes de llegar a las ruinas de la mina, tuve la ocasión de comprobar que los mastines que cuidan las ovejas pueden correr perfectamente a 40Km/h porque me salieron al paso a ambos lados del camino. Por suerte una alambrada nos separaba.
Tras avanzar unos pocos metros hacia La Garganta por la carretera y tomar el primer camino que se abre a la derecha se cruza el Arroyo Grande, este año sin ninguna dificultad ya que como ha llovido poco apenas lleva agua. Entonces comencé a remontar una larga cuesta con mucha piedra y algo rota de roderas… Y empecé a ver ovejas… Empecé a escuchar ladridos… Y uno de mis grandes temores se hizo realidad: vi a otros dos mastines acercándoseme rápidamente y no podía huir de ellos al ir sufriendo cuesta arriba.
Tampoco me daba tiempo de darme la vuelta y ponerme a bajar como un loco de nuevo hacia el arroyo. Eché mano de un ahuyentador que siempre llevo conmigo y que nunca he tenido que utilizar (aunque viendo los comentarios no sé si me daría buen resultado) y se me pasó por la cabeza, será de haberlo visto en la tele o vete tú a saber, no mostrar miedo. Ahora me parece bastante ridículo, pero empecé a llamar a los perros como buenamente me ha dado Dios a entender que lo haría su dueño, con gritos como los de El Gañán. ¡La cuestión es que funcionó! Yo me veía ya medio devorado en mitad de la dehesa cordobesa, pero los perros llegaron a pocos metros de mí y me acompañaron durante unos pocos metros más ladrando cada vez con menos interés.
Dos cosas pudieron pensar de mí en ese momento los perros para no verme como una amenaza para sus bien cuidadas ovejas: o bien me vieron la cara de sufrimiento que llevaba después de subir la cuesta tan tremenda que venía después del arroyo y no me echaron más cuenta de la necesaria o bien me escucharon gritar esas tonterías y pensaron que un mamarracho de ese calibre no estaría capacitado para hacerle daño a nadie.
Sea como fuere salí indemne de mi encuentro con los mastines y, por qué no decirlo, bastante satisfecho de mi reacción al más puro estilo del último superviviente.
La ruta termina tres kilómetros después entrando en Conquista por la plaza de toros. Apenas salen 10,5 Km y 112 metros de desnivel positivo. Apenas un paseo para quitarse el mono de bicicleta un día lluvioso.
Algo más seria fue la segunda ruta que hice durante las vacaciones. Algo que llevaba bastante tiempo intentando hacer: Conquista – Villanueva de Córdoba – Conquista por caminos. Si bien conseguí no pisar asfalto a la ida, preferí volver por carretera.
Como digo he intentado llegar a Villanueva de Córdoba en varias ocasiones por caminos diferentes pero bien por encontrarme los caminos cerrados, bien por haberme perdido o por no confiar en seguir la dirección correcta siempre hasta ahora me había dado la media vuelta sin conseguirlo. Pero en esta ocasión, mientras buscábamos criadillas de tierra (un manjar muy apreciado especialmente en Extremadura), pasamos por un camino y un familiar me indicó que siguiéndolo se llegaba a Villanueva. De manera que al día siguiente, aprovechando que lucía el sol, me decidí a seguirlo. Al familiar no, al camino.
Reconozco haber estado a punto de abandonar… Más por flaqueza mental que de piernas. Subir una loma tras otra, mirar el cuentakilómetros tras casi una hora dando pedales y ver que apenas había avanzado siete kilómetros cuando me consta que mi destino está a unos 15, haber olvidado la mochila en casa y no llevar ni herramientas ni comida… Minaron mi moral. Pero decidí continuar y pronto el camino rompepiernas se convirtió en una pista con excelente firme por la que mantener unos 15-20 Km/h no suponía demasiado esfuerzo. Además empecé a cruzarme con los coches de los vecinos de Villanueva que acudían a sus huertos y esto me animó, ya quedaba poco para cumplir con uno de mis retos personales de perdedor.
Llegué a mi destino muy contento, todo sea dicho… Y llamé a mi mujer para que me viniera a buscar en coche. Efectivamente, no me apetecía demasiado volver por el camino por el que había venido. Estaba algo cansado, no tenía comida y me escaseaba la bebida. Pero por motivos logísticos no pudo ser y decidí volver por la carretera, que tiene cuestas pero más tendidas.
No me gusta rodar por carretera, me da miedo. Especialmente si no tiene arcén como la que une Conquista con Villanueva de Córdoba. Pero por suerte apenas me adelantaron cuatro o cinco coches y siempre guardando la distancia de seguridad lateral. Cuando vi los tejados de Conquista la alegría fue completa al haber conseguido la ida y vuelta… 30 Kilómetros de nada, ya ves tú la tontería. Pero empecé a pensar que tengo que investigar cómo volver por camino y me han contado que hay uno al otro lado de la carretera. No parece mala idea ir por el camino conocido por el norte de la carretera y volver por el sur.
Y no podía terminar las vacaciones sin recorrer los caminos que más me gustan en primavera, los que rodean el embalse de Saucedilla.
Este invierno ha llovido muy poco y el campo no está tan verde y tan exuberante como otros años. Aún así me ha gustado hacer esta ruta.
Se trata de una ruta cortita que ya he presentado en alguna que otra ocasión con alguna variante y que hace unos años hicimos Raúl, Sergio y yo de manera que poco hay nuevo que contar al respecto de la misma, salvo que la primavera del año que viene volveré a hacerla porque el paisaje es espectacular.