Me alegra mucho cuando algún compañero se toma la molestia de preparar una entrada para compartir alguna experiencia ciclista con el resto. En esta caso Jaime nos cuenta cómo ha pasado de perdedor a titan en apenas un par de semanas participando de una prueba de la Skoda Titan Extrem Tour.
«El reto llegó una noche de Romería, un par de amigos y compañeros de ruta, que habían tomado más bebida isotónica de la cuenta me enseñan una imagen del móvil y entre balbuceos entiendo que hay 20 plazas disponibles para recorrer la Titán Xtrem las Villuercas (patrocinada por Skoda). Sólo queda una semana, pero entre risas y por no aguantar el «eres un gallina» o el «no tienes co…nes», a eso de las 00:30 de la noche enviamos un e-mail a la organización con todos nuestros datos de inscripción. La sorpresa es mayúscula cuando nos responden cinco minutos después aceptando esa solicitud.
A partir de ese momento empiezan las quejas, justo en el mismo momento en el que analizamos lo que acabábamos de hacer, mis dos compañeros de ruta montan asiduamente, pero yo, llevo mucho tiempo sin montar en serio y en mi último mes cuento con 35 km en las piernas… ¿Cómo se prepara una ruta de 70 km y 1800 metros de desnivel positivo en esas circunstancias? y más aún, ¿Cómo se hace eso en una semana? «De perdidos al río» otros 25 o 30 km ese fin de semana y con lo puesto nos presentaos los tres en Logrosán el día de la prueba.
La expectación es increíble, muchísimos voluntarios, una brillante organización y muchos, muchísimos ciclistas. Los nervios corren por dentro de mí: «llegaré, no llegaré, seré capaz, será duro…»
Comienza la ruta un poco más tarde de lo normal por un percance (un accidente de coches se llevó a dos voluntarios de Protección Civil) y comenzamos a rodar.
El ritmo es lento, demasiado ciclista en pistas bastante estrechas. Así corren los kilómetros, primero de ascenso y luego de bajada. En esta primera bajada uno de mis compañeros de ruta mete la rueda en un cortado, la dobla y vuela por encima de la bici. La rueda para el desguace y su hombro dolorido le invitan a retirarse, sólo llevábamos 15 km.
Carlos y yo continuamos y él impone su ritmo (esperándome en cada repecho). Yo, por mi parte, no estoy fino. En el kilómetro 35 los cuádriceps avisan de que la ruta se va a hacer larga, ambos se bloquean y me invitan a abandonar. Un poco de Réflex y a continuar. A partir de este momento, cuando lo más duro de la ruta ya ha pasado, yo me encuentro cada vez peor: las piernas no dan descanso y los cuádriceps golpean poco a poco mis ánimos. En el Kilómetro 40 invito a mi compañero de ruta (Carlos, que además es mi primo) a que continúe solo en la ruta de 70 km. Yo realizaré la de 55 km. Con las piernas así no podré continuar. De esta forma él se escapa y por fin le doy un respiro para soltar toda la fuerza que tiene acumulada.
A partir de ese momento comienza mi carrera personal, la bici, los cuádriceps y yo, en teoría 15 kilómetros fáciles que hago en poco tiempo a buena media, pero al llegar al desvío para la ruta de 55 km me animo y decido no tomarlo, quiero terminar la de 75, el orgullo me puede y me hace ascender un buen puerto de terreno roto por sendas en la que las piernas dan señales de que no están bien.
Acabo subiendo andando, un repecho tras otro la meta está más cerca. Una hora después llego a meta, lo he conseguido. ¿El tiempo? 5:30 horas. Reto conseguido, he llegado. No estoy contento con mi ruta, pero para el entrenamiento que tenía… no ha estado mal.
El compañero que tuvo que abandonar (Rubén, te esperamos para la siguiente) nos espera para comer, el hombro le duele, pero no tiene nada facturado, la rueda, como he dicho antes, para tirarla. Nos vemos en la siguiente.
Tras la Titán las Villuercas, llegaba la Titán de la Vera (que recorre nuestra zona y de la que hemos sido parte activa en la generación del recorrido).
En un inicio la Titán las Villuercas era también un entrenamiento para preparar esta, en este caso 90 km y 2450 metros de desnivel positivo… otro nivel.
Para esta ruta sólo me acompañaría Carlos y otro compañero de Don Benito (que acabaría exprimiendo todo de mí). Viendo lo ocurrido en las Villuercas, esta la entrené un poco, dentro del poco tiempo disponible: 60 km y 1800 metros el lunes y 35 Km y 1000 metros el miércoles (acabé muerto y pensé en no participar varias veces). Llegó el día y nos presentamos en Jaraíz donde el AD. Las Moriscas habían organizado una maravillosa prueba para Skoda.
Christian, el otro compañero me avisó desde el inicio. Su intención era conseguir que yo llegara (él sabía que llegaría, ya había recorrido todas las Titanes de este año). Carlos, por su parte, impondría su ritmo y se escaparía desde el inicio para terminar acabando en 5,35 horas (Maquinón). Nosotros, por nuestra parte, a un buen ritmo fuimos pasando avituallamientos y kilómetros y aunque en muchos momentos pensé en tomar varios atajos (es lo bueno de conocer la zona) mi compañero deseaba recorrer por completo la ruta y yo me vi obligado a seguirle.
Las piernas respondieron bien, un poco cansadas pero nada de tirones y/o calambres, sólo cansadas. Realizamos los 90 km sin problema (andando la última cuesta) y acabamos con un meritorio tiempo de 6,58 horas.
Al igual que en la anterior prueba no estoy del todo contento con el resultado. Las fuerzas fallaron desde la mitad del recorrido pero seguro que fue por la falta de entrenamiento, aun así, otro reto superado
¿Quién me lo hubiera dicho hace un mes, aquella noche en la Romería?»
¡¡¡Enhorabuena, Titán!!!