En esta entrada os hablo de una ruta MTB de Guadalix a Valdemanco que tendremos que repetir porque por culpa de una desgraciada caída algunos no pudimos completarla. Si queréis saber lo que pasó, tendréis que seguir leyendo. Ahí os dejo el gancho al más puro estilo youtuber de tres al cuarto.
Hace tiempo que tenía yo en mente salir a montar en bicicleta de montaña por los pueblos de la Sierra de Guadarrama por la parte de la A1, la carretera de Burgos. Buscando, como siempre, en Wikiloc encontré esta ruta que dentro de los parámetros de dureza que manejamos los Perdedores, además prometía paisajes y senderos divertidos. De manera que tras proponerla durante la semana hubo quorum y el sábado de buena mañana nos juntamos varios amigos en el aparcamiento del polideportivo de Guadalix de la Sierra con intención de disfrutar de una mañana de risas y pedales.
Equivoqué la vestimenta. El día se anunció caluroso pero como era muy temprano no sabía yo si pasaría frío así que me abrigué de más con maillot de manga larga y una camiseta térmica debajo. Y llevaba también un chaleco cortavientos, no te lo pierdas. Al ver al resto de amigos vestir de corto y aprovechando que el Bombi se retrasaba por haberse equivocado de pueblo (sí, sí… habéis leído bien) me quité ropa. La mejor decisión, de haberme quedado con la camiseta hubiera muerto deshidratado en una de las muchas rampas que subimos.
Una vez estuvimos todos y tras miradas reprobatorias de Miguel (adicto a la puntualidad) hacia el Bombi comenzamos a rodar y salimos de Guadalix por la carretera M-625 en dirección Navalafuente. Enseguida dejamos la carretera. A la altura de un giro cerrado a la derecha nosotros seguimos por una pista de tierra que se abre de frente a nuestro sentido de circulación. Ojo aquí con cruzar el carril contrario porque no hay mucha visibilidad.

Tras unos pocos de metros por la pista de tierra sabréis dónde hay que girar a la izquierda por el inconfundible olor a mierda de una explotación que hay al lado del camino. Imagino que es un sitio desde el que se distribuye abono y hay montañas de este pestilente producto. Para potar, verdaderamente.

El camino pica hacia arriba constantemente. Hoy el perfil de la ruta es del tipo que nos obliga a subir durante cerca de 18 kilómetros para luego bajar todo lo que hemos subido de manera casi continua. Es una jodienda acumular todo el desnivel en la primera parte de la ruta. Viendo los datos (algo menos de 40 kilómetros y de 600 metros de ascensión engañan porque en realidad te cascas los 600 metros en 18 kilómetros. Vamos, una alegría.









Del Bustarviejo se sale por la puerta grande, subiendo como un cabrón, para terminar de romper las pocas fibras musculares que quedaban sanas en nuestras castigadas piernas. Apenas son 3 kilometritos pero joden bastante, todo sea dicho. Menos mal que, ahora sí que sí que sí… solo queda bajar y bajar.

Pero por si lo del desconchón del cuadro de Miguel fuera poco, como a perro flaco todo son pulgas, el infortunio se cebó con nosotros haciendo que Raúl cruzara la rueda en la recepción de un salto saliendo por encima del manillar y aterrizando malamente con las manos en postura incómoda. No creáis que la bajada invitaba a saltar… es el nervio de Raúl que le hace ir buscando todas las irregularidades del camino para saltar por encima. Y alguna vez le pasa, claro, que se cae. Esta caída fue en el lugar que muestra la siguiente foto. Como veis, sin dificultad. Raúl tiró del manillar con más fuerza en un extremo que en la otra para saltar por encima de una piedra que había al lado derecho. Casi podríamos decir que se trata de una caída autoinfringida. Esto otorga muchos puntos de perdedor, sin duda.

Nos retiramos del camino porque sabíamos que venía un grupo de ciclistas detrás nuestra y no había mucha visibilidad. Raúl seguía mareado y se tenía que tumbar. No sabía si tenía rota la muñeca, que es lo que más le dolía. Esperamos un ratito a que se le pasara el mareo pero el sol pegaba fuerte.

Caminamos hasta una sombra cercana. A Raúl le vino bien moverse, al menos se le pasó el mareo. Tuvimos que colocarle el manillar, que de la caída se le había girado ligeramente. La bici no sufrió daños salvo una picada en el sillín y un restregón en el cambio.

Estábamos a las afueras de Valdemanco y decidimos llegar hasta el pueblo. Raúl, mal que bien, se había recuperado lo suficiente como para poder recorrer los escasos cientos de metros cuesta abajo por pista en buen estado sujetando el manillar con la mano derecha (la buena, claro) y apoyando el antebrazo izquierdo para mantener el equilibrio. Estaba claro que así no podía seguir así que tras valorar distintas opciones decidimos quedarnos él y yo en la terraza de un bar mientras el resto terminaban la ruta y Sergio volvía a por nosotros en su coche con el portabicicletas con capacidad para tres.

Del resto de ruta no puedo decir mucho salvo lo que me han contado los colegas y lo que he podido ver en las fotos. Parece ser que había tramos muy jodidos de rocas gordas…

…alguna zona muy enfangada rodando en paralelo a las vías del tren…

…y también por camino…

…y algún sendero con roderas de agua tan profundas que hacían imposible rodar.

Pero mejor se podrá ver en un vídeo exclusivo y de mucha acción:
Por supuesto, Raúl así lo habría querido, al finalizar la ruta hubo refrigerio, que el sol apretaba y la ruta había tenido su dureza.

Poco más de una hora más tarde de habernos parado en el bar, llegó Lude a por Raúl y a por mí. Montamos las bicis en el coche y volvimos hacia Guadalix. Bajamos la bici de Raúl y al propio Raúl y metimos su bici en su coche. Aunque tenía alguna duda le pedimos que se fuera directamente al hospital. No penséis que somos tan cabrones como para no acompañarle. Si lo hubiera necesitado hubiéramos ido con él, claro está, pero se valía perfectamente por sí solo. El diagnóstico, restregones de primer grado en brazos y manos y esguince de muñeca. Sin rotura, por suerte. Para muestra un botón:

Raúl, esperamos que te recuperes pronto y que en un par de semanas podamos volver a juntarnos para salir en bici que me consta que Jesús nos tiene preparada una buena.
Por cierto… se me adeudan 10 kilómetros de bajada (me chupé toda la subida y nada de bajada) y a Lude un par de jarras de cerveza, que entre idas y venidas no se las pudo tomar. Ahí queda dicho.