Cuando el diablo se aburre con el rabo mata moscas. No es la primera (ni la segunda) vez que una entrada de este, vuestro blog, comienza con este dicho popular. Ha vuelto a pasar que la cabeza se pone a funcionar y lo que nace siendo una idea peregrina se acaba convirtiendo en la adquisición de una bicicleta. Y es que cuando se junta la tentación con las ganitas solo tenemos que sumar dos más dos para que en mi casa aparezca una bici nueva (vieja, esta que acaba de entrar es vieja). En este caso compro una bici por 30€. Una Conor PRO 750 SP.
Necesidades creadas de manera artificial
Pero empecemos por el principio, que esto, como todo, tiene un motivo de ser y gran parte de la culpa, no lo negaré, la tiene Youtube.
Soy una víctima de la influencia de los vídeos de cicloturismo. Y es que el bikepacking está muy de moda y uno es humano y tiene debilidades.
Total, que barruntando la posibilidad de participar (en primavera, si acaso. Ya veremos) de algún viaje en bicicleta me di cuenta, para mi espanto y horror, de que no tengo una montura que pueda usar con tal propósito. Y claro, el cerebro, casi sin quererlo, manda señales eléctricas a los dedos que se ponen a teclear cosas en el buscador de Wallapop y cuando te quieres dar cuenta ya has entrado en una espiral de crearte una necesidad que o te haces con ese nuevo objeto de deseo o te da un síncope.
Problemas del primer mundo, claro. Pero… ¿Qué quieres que te diga? Seguro que vosotros también tenéis vuestras taras.
Requerimientos básicos
En este contexto, como digo, me puse a buscar un cuadro que sirviera como base a mi nueva bicicleta viajera porque el resto de componentes para montarla completa los tengo de antiguos proyectos o del propio síndrome de Biciógenes.
Los requisitos imprescindibles, además de que fuera de mi talla, lógicamente, eran:
- Bajísimo coste.
- Cuadro rígido.
- Con pivotes para frenos a llanta.
- Cuadro de aluminio (preferiblemente) o acero.
- Discreto. Poco «apetecible» para los ladrones.
- Fiable.
- Con roscas para portabultos en punteras y en tirantes.
- Con pipa de dirección constante de 1-1/8.
- Para ruedas de 26″.
Clarísimamente ninguna de las bicis que tengo cumplen estos requisitos. La que más se aproxima es la Kona, pero bastante le he faltado ya al respeto a ese pedazo de cuadro con la transmisión monoplato o el manillar de doble altura como para encima cascarle un transportín. Además se me llevarían los demonios si en el transcurso de un viaje, qué se yo, por cualquier país con un índice de delincuencia alto me la roban a punta de pistola. Que sé de buena tinta que este tipo de peligros son el día a día de los aventureros de los viajes (internacionales en este caso) en bicicleta.
Bendito Wallapop
Con un presupuesto de menos de 50 € hay mucho donde elegir. Varios cuadros Rockrider fueron a mi sección de favoritos. Un Trek me tentó pero se iba de presupuesto. Y a puntito estuve de comprar un Specialized Hardrock. Pero entonces vi por un precio que no pude rechazar una bici completa que cumplía con todos los requisitos. Y al preguntar si seguía disponible y sin yo pedirlo, el vendedor, que tenía cierta urgencia por venderla para hacer hueco en el trastero, me hizo una rebaja del 25%. Y estaba a apenas cinco minutos en coche así que no tuve dudas y un buen sábado a costa de perder la posibilidad de echarme la siesta fue a buscarla y me traje a casa una Conor PRO 750 SP.
Lo de SP seguro que es por los colores de la bandera de España. Yo creo que es una especie de edición especial limitada porque tirando de hemeroteca no he encontrado este modelo en los listados de precios que traían hasta no hace tanto las revistas del sector.
Descripción de la Conor PRO 750 SP
De esta bicicleta me interesa solo el cuadro, de acero del malo, de mi talla, con roscas… vamos, que cumple todas las condiciones. La idea es desmontarla pero no pude resistir la tentación de darme una vueltita con ella para ver qué tal iba. Tuve que ajustar el cambio y el freno trasero además de lubricar la cadena que tenía polvo del parque de Polvoranca desde 1996. Por lo demás estaba, aparentemente, en orden de marcha.
No me costó mucho identificar el grupo. Toda la transmisión y los frenos son Shimano Alivio. En concreto de la tercera serie, de 1996 como podemos consultar en la web de Shimano.
Triple plato de 42,32 y 22 dientes y bielas de 170mm. Algún diente del plato grande estaba «mellado».
Siete coronas en el casete 11-28 prometiendo 21 velocidades. Todo un reclamo para la fecha. Con el odioso protector de plástico que evita que la cadena caiga al interior de la rueda que solían llevar las bicis de calidad discreta por entonces. Y con dos roscas como dos soles en cada puntera a las que les puse unos tornillos (y se han quedado puestos) para comprobar que las roscas estaban intactas.
Dirección roscada y potencia de 120mm con cierto ángulo positivo. Manillar estrecho de aluminio. La postura no es exageradamente «racing» para la época pero sé que yo no aguantaría muchas horas encima de esta bicicleta. Se nota la dirección algo nerviosa. Será, imagino, por tener un ángulo de dirección tirando a vertical, como solía ser habitual
En 1996 la horquilla de suspensión ya empezaba a formar parte de los componentes de las gamas medias y bajas. La que trae esta Conor es terrible, Dará apenas 40 o 50 mm y funcionando con muelles y sin ningún control de rebote es imposible no hacer tope en extensión al levantar la rueda delantera del suelo, Pero precisamente por ser de muelles sigue funcionando bien después de tanto tiempo. Si fuera de elastómeros (gomas) estos se habrían podrido. Si fuera de aire o de aceite o ambos tal vez las juntas se habrían echado a perder. Esta, como digo, funciona como el primer día: mal.
Y además, por primera vez, he notado la falta de rigidez. Cuando giraba bruscamente notaba como las zapatas del freno (cantilever también Alivio) rozaban la llanta.
Puños (grises) de espuma, acoples de manillar (cuernos) rojos a juego con el cuadro y manetas de freno y pulsadores Alivio. Para frenar con un mínimo de garantías hay que usar los 4 dedos pues las zapatas están cristalizadas.
El sillín, gris como los puños (me flipa la combinación) tiene un pequeño desperfecto. Tras tantísimos años es inevitable que una bici esté impecable. Es mullido y ancho. Tiene pinta de ser cómodo, veremos cómo se lleva con mi trasero tras varias horas de uso. No tiene ni hueco ni carril central ni ninguna de estas moderneces.
Las cubiertas también son grises para completar el espectáculo cromático. De 1,95 de ancho como solía ser estándar en la época. Están un poco cuarteadas por el paso del tiempo. Son propias de la marca Conor.
El aro delantero presume de ser de aluminio y también lleva la pegatina de Conor.
El aro trasero, en cambio, es de la marca Rigida. Tal vez no sea el original. A los bujes nos les he encontrado indicativo alguno.
He tenido la oportunidad de pesar la bici y daba 14,74 Kg. Nada más y nada menos. Creo que esta bici, en su día, puso dar muchas satisfacciones a su propietario. Si ese individuo hubiera sido yo sé que me las habría dado.
Problemilla en el núcleo
Pero ya volviendo a casa tras un paseo de apenas 5 kilómetros sucedió que la bici comenzó a hacer cosas raras. Al dejar de dar pedales la cadena perdía la tensión. Fijaos en la cadena en el siguiente vídeo:
Lo solucioné, al menos de manera temporal como podréis ver en otra futura entrada.
Y siendo que la prueba la hice un viernes por la tarde, al día siguiente a media mañana así es como está el cuadro. Peladito esperando recibir componentes tras una buena limpieza con desengrasante.
Tal vez todo esto, mis intenciones de hacer una escapada, un viajecito en bici… se queden en nada. El tiempo lo dirá. Pero estoy disfrutando de lo lindo y, qué queréis que os diga, los 30€ que he pagado por la bici los estoy disfrutando simplemente con escribir esta entrada. Y vendrán más, prometo compartir el proceso para vuestro regocijo.