En esta entrada os hablaremos de una ruta preciosa que une El Escorial – Zarzalejo – Valmayor.
Hace unos meses tuvimos la intención de recorrer esta ruta, que encontré en Wikiloc (gracias al usuario nano flojo), pero la climatología no fue nuestra aliada y tuvimos que abortar el intento. El pasado sábado, en segunda convocatoria, Jaime y yo acudimos a El Escorial para pasar una de las mejores mañanas de ciclismo de montaña de 2019. Dejad que os lo cuente.
Durante los días anteriores el viento había soplado con fuerza, hasta el punto de valorar si continuar con nuestra idea de rutear el sabado o no… ya que el viernes por la tarde la prudencia nos desaconsejaba seguir adelante. Por suerte el sábado amaneció con buenos ratos de sol y el viento amainó, de manera que con buen ánimo y con buena ropa de abrigo nos presentamos en el aparcamiento de la Silla de Felipe II (bosque de La Herrería).
La ruta no entrañaba demasiadas dificultades montañosas, pero empezar subiendo hasta la silla de Felipe II en frío… se te pone el corazón en la boca. Lo bueno es que sabes que habiendo superado este desnivel, lo que viene es descenso hasta, prácticamente, Valmayor.
La bajada hasta Zarzalejo discurre por una pista razonablemente ancha. Nos cruzamos con varios ciclistas que circulaban en sentido contrario y disfrutando del paisaje nos congratulamos de haber tenido tanta suerte con el tiempo, el sol luce, la temperatura es buena y no hace viento. Se nos presenta un día perfecto para el ciclismo de montaña.
Tras cruzar por primera vez la vía del tren, a las afueras de Zarzalejo, giramos en dirección sureste y seguimos bajando. El camino se estrecha y discurre entre muros de piedra. Hay algunos tramos complicados que sorteamos con razonable talento… y charlando sobre nimiedades, circulando yo en cabeza y Jaime por detrás, oigo el tan temido estrépito de una caída seguido de un aullido de dolor que me pone los pelos de punta. Paro mi bici y la aparco a un lado del camino en plan: «¿otra vez, Jaime?». Pero al ver que se retuerce de dolor me preocupo un poco. Caer en una cama de piedras no es del gusto de nadie.
Afortunadamente Jaime está hecho de adamantium, como Lobezno por dentro, y tras el costalazo se levantó. Con dolores en la espalda y la pierna pudimos continuar la ruta. Hoy Jaime me confiesa que le costaba ponerse de pie en la bici tras la que califica la caída más gorda que ha sufrido. No nos explicamos cómo pudo caerse. Salió por encima del manillar y no vimos dónde pudo meter la rueda delantera. Tal vez la bloqueó él mismo frenando ya que aún no está acostumbrado a la potencia del sistema de frenos de disco Shimano XT.
Llegados a la conclusión de que el común denominador de las caídas de Jaime soy yo (el gafe, vaya) retomamos nuestro camino en dirección al embalse de Valmayor. Cruzamos la urbanización La Esperanza y llegamos a la ermita de Valmayor. Jaime va tocado, pero va. Paramos brevemente para echar un par de fotos con la idea de parar un poco más adelante a tomar una barrita, en el paso inferior de la carretera M505.
Rodamos por senda, bordeando la orilla del Embalse de Valmayor. Está penosamente vacío. Se nota la marca del agua ,el nivel al que tenía que estar, a unos diez metros de la senda… pero el agua, donde la hay, está a más de 50 metros. Esperemos que recupere nivel en los próximos meses.
Cruzamos el río Aulencia con algunas dificultades, caminando por encima de un tronco atravesado de orilla a orilla. Por suerte no metimos los pies en el agua, que debía de bajar bien fresca. Saludamos a algún que otro pescador y paseante, nos tomamos la mencionada barrita y casi a las 12 nos quedan todavía más de 10 Km por recorrer. Y estos iban a picar hacia arriba, irremediablemente, para volver a donde habíamos dejado los coches.
Si el recorrido hasta ahora me había gustado, el siguiente tramo me iba a encantar. Al norte del Embalse de Valmayor está la presa del Embalse de los Arroyos. Entre este embalse y los Embalses de Las Lagunas (al noroeste de Navalquejigo) discurre la Senda de los Arroyos. Preciosa. Para recorrerla despacio dejándose uno embelesar.
Al salir de la senda toca subir una rampita que gestionamos con paciencia, que ya son unos pocos de kilómetros en nuestras piernas. Volvemos a cruzar las vías para rodar por una pista agradable, el camino de las 7 cancelas. Yo no las conté, pero me cuadra el número… un poco rollo tanta puerta. Aparecemos en El Escorial por las afueras, por el noreste. El camino nos deja en la M600. Para no atravesar El Escorial decido (mea culpa) rodearlo por la M600 y la M505, hasta el aparcamiento de la silla de Felipe II, donde, recordad, habíamos dejado los coches. Error. La carretera pica hacia arriba y aún marcándonos cada uno nuestro ritmo, la ligera pendiente y la brisa nos desfondan. Yo, al tran-tran y con cierto ejercicio mental, llego al desvío del aparcamiento. Jaime tuvo que parar a respirar un poco.
Y al llegar… ¡Sorpresa!
La ventanilla de mi coche rota. No se llevaron ni revolvieron nada… pero me apañaron el humor para el resto del día. En fin, para estas cosas están los seguros.
Mi cuentakilómetros marcaba poco más de 40 Km, el Strava de Jaime 38. Wikiloc daba un desnivel de 376m+, Strava más de 550m+. Los datos pueden variar, pero lo que es inamovible es mi intención de repetir esta ruta, si puede ser con más perdedores… y sin que Jaime se caiga. No sé si será más difícil lo primero o lo segundo.