Ruta por la Casa de Campo

Después de varias semanas sin salir con la bici  la Casa de Campo es una buena opción para echar una mañana entretenida. No ha hecho falta madrugar. Sergio y yo salíamos de casa a las 10:15, pero el termómetro marcaba -3º. La ola de frío no nos ha quitado las ganas. El sol brillaba y la ausencia de viento nos ha permitido disfrutar del ciclismo de montaña por la Casa de Campo sin sufrir demasiado por la baja temperatura.

Algo antes de las 11:00 estábamos en la puerta del Zoo esperando a Miguel y a Jorge, un amigo suyo. Sergio había cambiado el casete y la cadena y aprovechó la espera para ver si la transmisión funcionaba bien. Se ha encontrado con la desagradable sorpresa de que su doble-mando Shimano LX iba mucho más duro de la cuenta a la hora de subir platos. No es achacable al cambio de componentes porque no ha tenido que regular el desviador. Tendremos que revisarlo con más detenimiento en casa.

Llegó Miguel y tras los saludos y presentación de rigor comenzamos con nuestro circuito habitual. Subimos desde la puerta del Zoo a las vías del metro. No es una subida fuerte y aún con las piernas frías se hace con facilidad. En la subida tuvimos que parar ya que a Sergio le saltaba la cadena de un piñón a otro. Regulando un poco la tensión del cable lo hemos solucionado en poco tiempo.

La ruta está colgada en wikiloc

 

Una vez arriba bajamos paralelos a la vía hasta pasado el Parque de Atracciones donde giramos a la izquierda para continuar en paralelo al cauce de un arroyo hasta el lago. De ahí continuamos en dirección norte hasta la carretera que sube a Garabitas, pasando junto a las pistas de tenis y obviando la famosa cuesta de la muerte. La subida a Garabitas es sobradamente conocida por todos y cada uno marcamos nuestro ritmo. Enseguida Miguel toma ventaja seguido de Jorge. Poco después salta Sergio tratando de darlos alcance, lo que le costó, una vez arriba, una amenaza de pájara. Yo, como siempre, fui el último en llegar. Prefiero no forzar, que me conozco y sé que luego pago las consecuencias.

Tras recuperar el aliento continuamos con nuestro recorrido. Seguimos en dirección norte dejando a la derecha la subida a la torre de vigilancia rodando por una pista ancha y en ligero descenso. Justo después de una corta subida se abre a la izquierda un sendero bien conocido por nosotros. Es fácilmente identificable porque sale de la pista a la altura de unos mojones amarillos. La llamamos la bajada de los peraltes porque casi al final tiene una zona de curvas muy cerradas y peraltadas. Es un descenso rápido y muy divertido y por suerte el firme no estaba demasiado estropeado por las lluvias de semanas pasadas.

Sergio y MiguelDia de sol y frío

 

Agrupados al final del sendero paramos para tirar un par de fotos para documentar esta entrada. Por suerte Miguel se dió cuenta de que llevaba el cierre de la rueda trasera flojo. Podía haber sufrido un percance.

Casa de CampoSonrisas perdedoras

 

Después de las fotos seguimos en dirección norte por una pista ancha que pasa por encima de la vía del cercanías. Nada más pasar el puente giramos a la izquierda hasta llegar al muro que limita la Casa de Campo, junto a la Vía de las Dos Castillas. Tras unos pocos metros de bajada por pista ancha cogimos un sendero que sale a la derecha. No tiene demasiado desnivel, en necesario dar pedales, pero es rápido y divertido. Este sendero termina en una zona con varios merenderos y enlaza con otro sendero que corre sobre una tubería de hormigón en desuso. Hay que tener cuidado de no meter la rueda en alguno de los incontables huecos que deja la tubería rota o daremos con nuestros huesos en el suelo con toda seguridad.

Habiendo perdido toda la cota que nos había brindado la subida a Garabitas nos ponemos a llanear en paralelo a la carretera de Castilla hasta el carril bici. Aqui termina el circuito que solemos hacer siempre que vamos a la Casa de Campo. A partir de aqui solemos improvisar. En esta ocasión decidimos subir de nuevo Garabitas para bajar por un sendero distinto. En esta segunda subida noto las piernas más pesadas, pero consigo llegar arriba sin mayor dificultad. El último, por supuesto.

Una vez arriba cogemos dirección sur hasta la que llamamos la bajada de los saltitos porque en su último tramo las ondulaciones del terreno permiten despegar las ruedas del suelo sin apenas dificultad. Esta bajada para nosotros siempre será recordada por la caída que sufrió nuestro amigo Puchao la primera vez que salió a montar en bici con nosotros. Afortunadamente la caída se saldó únicamente con unos cuantos raspones.

Llegó la hora de tomar una caña, así que pusimos dirección al lago. Alternamos algún sendero con la carretera para hacer más entretenido el recorrido y ya en Lago Jorge se despide. Se había olvidado los guantes en casa y tenía las manos rojas como tomates. ¡Esperemos que haya una próxima vez y que recuerde coger los guantes!

Evitamos acudir a los restaurantes más populares porque además de estar llenos de gente son más caros. Nuestro bar de cabecera es el último, mucho más barato y tranquilo.

Una parada técnica siempre se agradece

 

Después de tomar algo y comentar la ruta nos despedimos. Miguel se dirige al Metro y Sergio y yo al coche. Nos toca volver hasta el Zoo con mucha pereza, pero no nos queda más remedio.

Paré de grabar el track en el bar y como veis nos salieron cerca de 20 kilómetros con un desnivel positivo de unos 300 metros. En la Casa de Campo no es fácil acumular desnivel a no ser que te pongas como loco a subir varias veces Garabitas o el Teleférico. En cualquier caso nos hemos divertido mucho, que es de lo que se trata.

Datos de la rutaDatos de la ruta

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