Esta mañana Sergio y yo hemos quedado tempranito para hacer la última ruta del año y, para mi, posiblemente la última ruta en una buena temporada. Un poco de MTB por la Venta La Rubia.
A las 10:00 hacía un frío que pelaba. Íbamos muy bien abrigados, pero aún así los dedos de las manos y de los pies han sufrido de lo lindo. Nuestro propósito era ir hasta la Venta de la Rubia, una finca situada al norte de Alcorcón. Para llegar tenemos que atravesar el Parque Lineal del Butarque, seguir por el Parque de las Presillas, cruzar la N-V por una pasarela peatonal que hay a la altura del Museo del Ejército del Aire y recorrer un par de kilómetros por una carretera en bastante mal estado. Pero una vez allí podemos elegir cientos de caminos a recorrer.
Como bien me comentaba Sergio, en verano no es recomendable rodar por este paraje porque la sombra y las fuentes brillan por su ausencia. Hoy, en cambio, es el frío el que nos ha acompañado durante toda la mañana.
Como podéis ver la ruta no entraña ninguna dificultad, si obviamos que Sergio me llevaba con la lengua fuera. Apenas 200 metros de desnivel en cerca de 30 kilómetros recorridos no son nada.
El perfil no muestra ningún pico ni para arriba ni para abajo. Aún así son muchos los ciclistas que nos hemos cruzado y es que estos caminos son muy transitados por aficionados de las localidades del sur de Madrid.
Hoy, una vez más, he llevado a la ruta la bicicleta híbrida y he tenido una avería que nos ha hecho parar para una reparación de emergencia. El freno delantero bloqueaba la rueda. Hemos visto que el extremo del muelle de la leva izquierda se había salido de su soporte de plástico porque éste se había roto. Lo hemos vuelto a meter y unos kilómetros más tarde se ha vuelto a salir. Como estábamos acabando la ruta hemos optado por inutilizar el freno. En casa, con calma, he sustituido la pieza de plástico rota por otra igual que he quitado de otro juego de frenos de entre los que tengo de repuesto.
Me parece muy raro (y muy mal) que unos frenos LX lleven piezas de plástico.
Hoy hemos perdonado la caña porque llevábamos el frío metido en el cuerpo y la verdad es que apetecía más una ducha calentita que un refresco fresquito. No pasa nada. El próximo día nos tomaremos dos rondas para que la balanza rutas-cañas quede equilibrada.