Ciclismo de montaña en Losar de la Vera

En esta entrada vamos a hablar de MTB en Losar de la Vera.

Aprovechando los últimos coletazos del verano unos cuantos primos decidimos juntarnos para acampar en Losar de la Vera, el pueblo de Jaime, y disfrutar de un fin de semana de relax, naturaleza, baños en el río y buena comida. Siendo además que Christian formaba parte de la expedición no podíamos sino pedirle a Jaime que organizara una ruta en bici por los alrededores para nuestro (enorme) disfrute.

Christian tenía problemas para llevar su bici hasta Losar porque usa un portabicicletas de bola y necesitaba remolcar un carro para llevar los avíos de camping de manera que Jaime pidió para él una flamante Orbea Alma (¡muchísimas gracias a David!). Sin darse cuenta de que era una talla M y Christian necesita L. Nos percatamos de la diferencia de talla ya en marcha. Sin problema, para una mañana serviría perfectamente.

El primo dispuesto para la rutaEl primo dispuesto para la ruta

 

Así las cosas a las 8:00 de la mañana nos presentamos en el bar «El Pilón» de la plaza para desayunar como es debido antes de comenzar a dar pedales. Yo me conformé con un café con churros pero Jaime y Christian se zamparon una rebanada de más de media barra de pan con tomate y jamón.

Pero antes hay que desayunarPero antes hay que desayunar

 

Esa noche nos había despertado la lluvia cayendo sobre las tiendas y a ratos todavía caían chaparrones de manera que nos cubrimos con prendas impermeables y hasta tuvimos que esperar un rato a que cesara la lluvia antes de ponernos definitivamente en marcha.

Track disponible en Wikiloc

 

La ruta trazada por Jaime discurría por el sur de Losar de la Vera. Mejor, porque por el norte hay auténticas paredes. De hecho se celebran pruebas de kilómetro vertical. Salimos del pueblo bajando por «El Pontón», un sendero que tiene de todo: trialeras tanto de bajada como de subida, tramos rápidos y con «flow», escalones, raices…

La bajada de El Pontón se las traeLa bajada de El Pontón se las trae

 

Y siempre rondando por dentro de la Garganta Vadillo. Jaime lo conoce a la perfección, yo lo había bajado una vez en una visita anterior y Christian era la primera vez que lo bajaba. Ambos tuvimos que echar pie a tierra en varios pasos, nos pudo la prudencia ante la falta de técnica. Más valía prevenir que tener que lamentar caídas.

Momento de quitarse ropaMomento de quitarse ropa

 

Llegamos a la Garganta de Cuartos con el subidón de haber bajado un sendero de tanta calidad y elogiamos la ayudita extra que representa el contar con doble suspensión que aún siendo de recorrido discreto aportan un gran extra de seguridad en las bajadas.


Atravesando la zona de bares de este punto tan turístico (merece la pena visitarlo) nos ponemos en dirección a Robledillo de la Vera. Como de momento estamos haciendo el mismo recorrido que en la visita anterior ya mencionada recuerdo que ahora tocaban cuestas… de las duras. Para no cometer el mismo error que me condicionó aquella vez decido tomármelo con mucha calma y echo pie a tierra a la mínima. Son cuestas duras y cortas (o no tan cortas), la suerte que peor gestiono de este deporte, y no quiero desfondarme con más de dos tercios de ruta por delante.

En cierto modo la suerte estuvo de nuestra parte al ponerse a llover con bastante fuerza en mitad de una de estas rampas porque pudimos buscar refugio debajo de un roble bastante frondoso y evitar mojarnos.

Nos refugiamos de la lluviaNos refugiamos de la lluvia

 

No estábamos avanzando a buen ritmo por los constantes parones por la lluvia, la colocación de las tijas, el quitar y ponerse ropa, etc… pero nos daba igual porque aún parados debajo de ese roble estábamos disfrutando de la compañía y de la naturaleza privilegiada de la zona.

Reanudamos la marchaReanudamos la marcha

 

Ya en Robledillo cogimos agua de la fuente de la plaza y continuamos ruta en dirección sureste bajando por una pista muy rápida que moría en la depuradora del pueblo. Jaime cuenta que antes era un sendero divetidísimo que ensancharon para permitir el paso de coche. Una pena para nosotros pero entiendo que una alegría para los vecinos.

Zona de pistasZona de pistas

 

Comenzamos a rodar por pistas con muy buen piso y da gusto avanzar sin apenas dificultad. Ahora la sensación es completamente opuesta, se suceden los kilómetros con rapidez. Solo las moscas, que revolotean junto a la cara de uno, nos incomodan. Lo mejor es ignorarlas y cerrar la boca para evitar tragarse alguna.

Cara de felicidadCara de felicidad

 

Aprovechamos para charlar, para ponernos al día no solo de bicis. Es una de las grandes ventajas que tiene este deporte, que permite hacer ejercicios mientras mantienes una conversación agradable. Las nubes han desaparecido completamente y la mañana está perfecta.

PedregalObstáculos en forma de piedras

 

Las pistas se suceden con los senderos y salvo el paso de algún arroyo no hay que echar pie a tierra en lo que resta de ruta. No hubo que lamentar más incidencias que un par de parones para meterle aire a las ruedas traseras de Jaime y mía.Rompo una lanza a favor de las cámaras tradicionales. Llevo tres días con tubeless y el domingo amanecí con la rueda en el suelo.

Todo secoTodo seco

 

Atravesamos algunas zonas, como la de la foto anterior, más descubierta y por lo tanto con el pasto quemado por el sol. Pero la mayoría de la ruta discurre por robledales llenos de helechos (y de moscas).

Huyendo de las moscasHuyendo de las moscas

 

Jaime, lleva sin montar en bicicleta desde el mes de mayo en la BiciCoa 2018.
Él podría decir que iba flojo pero no lo parecía. Como no, cumplió con creces su papel de anfitrión estando atento en todo momento.

Senderos y más senderosSenderos y más senderos

 

Christian no iba tan cómodo en la Oiz como con su KTM. Alababa las bondades de la trasera, la comodidad y seguridad que aportaba, pero la bicicleta se le hacía corta, claro, no siendo de su talla por muy fuera que llevara la tija.

No le queda mal la OizNo le queda mal la Oiz

 

Sobre el recorrido, señalar que es una ruta corta pero muy recomendable. Aún siendo verano puede realizarse con relativa tranquilidad. En gran parte del recorrido se rueda al abrigo de los robles. Además hay un par de fuentes a lo largo de la ruta con agua potable.

 

El desnivel, como puede verse en el perfil, se acumula especialmente en las duras subidas del principio y escalonadamente en el último tercio de ruta, ya de vuelta a Losar.

 

Y para finalizar, como no un refresquito con una tapa de morros para reponer fuerzas, que teníamos todo el fin de semana por delante.

Lo mejor, siempre lo digoLo mejor, siempre lo digo

 

No hay dos sin tres de manera que supongo que antes o después volveremos a rodar por las pistas y senderos de Losar. A ver si en próxima ocasiones somos más los perdedores que nos unimos a la expedición porque merece la pena.

0 comentarios en “Ciclismo de montaña en Losar de la Vera”

  1. Por cierto que siempre es un placer montar en bici con los "Perdedores", buenas rutas, buena charla y mejor compañía. Además en este caso con dos personajes muy "tecnicistas" y "conocedores" de los materiales y mecánica de la bicicleta, hicimos unos análisis completos y pudimos valorar las carencias y bondades de nuestras monturas… lo dicho, un placer

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