En una primera tanda de vacaciones de verano, este 2024 hemos ido unos días de camping a la provincia de Guadalajara y te voy a contar la ruta que hice de MTB por los Meandros del Tajo en Trillo disfrutando como un niño mientras las pasaba canutas. Atiende y sigue leyendo, que ya verás cómo mola.
MTB por Trillo
Ya sabes que nos gusta el turismo activo y no es raro que llevemos las bicis cuando vamos de vacaciones. Este mes de julio de 2024 hemos ido a Trillo, al complejo rural «El Colvillo», y aproveché una mañana para hacerme una ruta en bici de montaña de las buenas.
Track disponible en Wikiloc
Por si no lo sabes, en Trillo hay rutas del programa Zona Zentro Bike. Me mola mucho que los ayuntamientos apuesten por atraer turismo a través del ciclismo. Si se hace bien es sostenible y rentable. Y si se tiene un entorno como el de Trillo, el éxito está asegurado.
Señales que marcan la ruta según estándares de IMBA
Comenzamos la ruta por los Meandros del Tajo
Como es habitual, salgo muy temprano para estar de vuelta pronto y disfrutar del resto del día de vacaciones con Lourdes y las niñas. A las 7:00 estoy en pie y sin siquiera echar un café al cuerpo me pongo a dar pedales. Eso sí, he tenido la precaución de ponerme un forro polar fino que no me sobra en absoluto y de coger unas galletas para pseudo-desayunar durante la ruta.
Para llegar a Trillo desde el complejo turístico paso por encima del Tajo por un puente peatonal que hay en el mismo complejo y tomo la carretera CM-2115 durante algo menos de dos kilómetros. A estas horas tan tempraneras no me cruzo con ningún coche y en un periquete estoy en el núcleo urbano. Callejeo un poco y salgo del pueblo por el oeste pasando junto al pabellón polideportivo, las pistas de pádel (excelentes), la piscina (impresionante) y el campo de fútbol. No se puede decir que Trillo no apueste por el deporte.
Dejo atrás la presa (que da servicio a la central nuclear). El asfalto desaparece y comienzo a rodar por pista. Se trata de un camino en excelente estado, muy agradable de rodar y que seguiré embelesado durante los próximos 16 kilómetros.
Cañón de los Meandros del Tajo
No tengo ojos suficientes para verlo todo
A veces pasa que quieres que el tiempo corra más despacio porque quieres verlo todo, olerlo todo, sacar fotos mentales de cada metro de la ruta, tal es la espectacularidad del entorno por el que iba yo rodando. A la sombra de los árboles y de las paredes del cañón ruedo lento a propósito porque quiero mirar más para arriba que para abajo.
Chimeneas de la central nuclear
A veces el cañón se abre y el sol me calienta los huesos. Bendito forro polar. Es cuando vuelven a verse las omnipresentes chimeneas de la central nuclear. ¿Compensa asumir el riesgo de vivir junto a una central nuclear a cambio de los beneficios económicos que esto supone? Qué sé yo… desde luego las infraestructuras que he nombrado algo más arriba (costeados con los dineros que el ayuntamiento ingresa) y los puestos de trabajo (bien renumerados) que se generan pueden hacer caer la balanza del lado del «sí» a la central. Léete este artículo, que está curioso, y no profundicemos mucho más que este blog es de ciclismo y a la mínima te vas por los cerros de Úbeda.
Miradores y la primera ascensión
Tras un buen rato rodando en llano y habiéndome cruzado solo con un zorro me encuentro con un pastor que circulaba en dirección contraria a la mía en un quad. Nos paramos para intercambiar unas palabras y me pregunta si he visto a sus ovejas, que al parecer se le han perdido. Le digo que no, que no he visto rebaño alguno desde Trillo hasta donde nos encontramos. Me identifico como forastero (él de primeras entendió «forestal» y puso cara rara) y le expreso mi admiración por el entorno natural del que disfrutan cada día, por si acaso él no se ha dado cuenta de que vive en un paraíso.
Mirador de los Meandros del Tajo
Me pregunta que a dónde voy y le digo que pretendo volver a Trillo, que es allí donde me alojo. Cuando le digo que pretendo rodear las Tetas de Viana se le ponen los ojos como platos y me dice que más me vale que no me pase nada porque el camino está tan malo que no me podría rescatar ni siquiera él con el quad. Este señor es un hacha dando ánimos. No me dejo amedrentar porque siempre puedo volver por donde he venido.
Poco antes de llegar a la Ermita de Montealejo comienza la primera ascensión de la ruta. Aún no tengo claro si voy a completar el recorrido que voy siguiendo en Wikiloc, que tiene dos subidas de las buenas. Yo de momento voy tirando al tran-tran y a ver qué pasa.
Voy ganando altitud rodando por una pista en perfecto estado. Veo ahora en Strava que la pendiente máxima llega al 11,5% pero en promedio debo de estar subiendo al 5 o 7%. Durante 6 kilómetros no paro de subir pero echándole paciencia se hace bien. Llevo una bici de aluminio bastante ligerita (rondará los 10,5 Kg) con triple plato: la que monté hace años con un cuadro RCZ . Con el plato pequeño de 22 dientes y la corona grande de 32 avanzo 1,42 metros por pedalada. Voy a ritmo de tortuga pero no me importa. Somos perdedores.
El entorno cambia. Dejo de ver chopos y vegetación propia de ribera y me meto en un pinar. Veo por primera vez la silueta de las Tetas de Viana. No se trata de una señora haciendo topless en mitad del monte (que cosas más raras se han visto, ojo). Son dos formaciones montañosas gemelas con forma sugerente. Y ya sabes cómo somos en España poniéndole nombre a las cosas. Tengo que rodearlas, pero aún me queda bastante para llegar.
Saliendo del cañón según gano altura
Oigo motosierras en el pinar. Están cortando leña. Veo también un cartel que pide a los vecinos que no vayan a coger leña por su cuenta, que será repartida debidamente. Bien organizado.
Comienzo el descenso. Por pista, muy rápido. Soy prudente y no dejo correr la bici no se me vaya a cruzar algún bicho silvestre y la liemos, que las vacaciones están yendo muy bien.
La Puerta y el principio del infierno
El descenso me lleva hasta la carretera CM-2053. Paro a la sombra para comer algo, sigo en ayunas. La verdad es que lo hago más por prudencia que otra cosa porque no tengo hambre. Doy señales de vida con el móvil, que Lourdes ya está despierta. Comparto ubicación en tiempo real por si me pasa algo. Pero como hay poquísima cobertura lo que comparto en realidad es ubicación en tiempo pasado. Siempre acabaré yendo por delante de la ubicación que Lourdes ve.
La Puerta es un pueblito al que llego por la carretera. Apenas unos cientos de metros. Cero coches. Giro a la izquierda para dejar la carretera y afrontar la última parte de la ruta. Me encuentro una fuente que me da la vida. Llevo un bidón de 500 ml. Pequeño a todas luces para una ruta como la que estoy haciendo en verano. Lleno el bidón y le pego un par de tragos de agua fresca.
Esta fuente me salvó de la deshidratación mortal
Tras tres kilometritos de llaneo (picaba para arriba en realidad) llego a Viana de Mondejar, otro pueblito al que apenas entro para tomar un camino prácticamente perdido y con una pendiente que me hace echar pie a tierra por primera vez en la ruta. El desnivel, los surcos del agua y la piedra suelta me impiden avanzar subido en la bici. Pensaba que sería un tramito, pero veo que se convierte en la tónica de la segunda subida del día. Veo (de nuevo en Strava y a posteriori) que me enfrenté a rampas muy rotas del 22,6% a pleno sol. Imposible para mí. Pero como sé que una vez superada esta subida lo que resta es bajar hasta Trillo me animo a seguir.
Vista de Viana de Mondejar desde las afueras tras subir un barranco que no se lo recomiendo a nadie
Cuando puedo montar en bici, monto. Pero no me duele en prendas caminar cuando veo que me es más rentable. No te creas que es un paseo a pie, no. Las rampas y empujar la bici consumen mi energía.
Termina la rampa
Llego por fin al punto más alto de la ruta y como soy gilipollas me equivoco de camino y giro a la izquierda en vez de seguir recto. Me enfrento primero a un pedregal de roca suelta que bajo caminando. Luego a un barranco rotísimo por el agua y luego a un sendero por el que hace que no pasa una cabra 40 años. Se me hace raro que el track vaya por ahí. No es ciclable en absoluto. Miro Wikiloc y me doy cuenta de que me he equivocado. Me cago en mis muelas. Anda que me equivoco en llano… ahora me toca subir a pie todo lo que he bajado.
Cuando remonto y se me pasa el sofoco continúo por el camino correcto y enseguida me adentro en un sendero que no veas tú. Verifico que es el bueno, no me vaya a volver a equivocar. Y aprovecho la parada a la sombra para hacer pis, que uno tiene una edad. Me pasa una cosa que de triste te la tengo que contar. En mitad de la faena me pica un tábano en el gemelo derecho. De la impresión pego un respingo y «me suelto de manos» (recuerda que estaba haciendo pis) para espantar al tábano. Al quedar aquello con escape libre se produce un ligero (no vayamos a fliparnos) efecto manguera y acabo con el pantalón mojado. Muy bien. Voy a llegar a Trillo sudando como un pollo, lleno del polvo y además meado.
Un sendero precioso
Te digo yo que si no llego a ir solo hubiera disfrutado muchísimo más de ese sendero. Con sus zonas de flow y sus zonas de piedras y escalones haría las delicias de cualquiera menos de Moisés. Por prudencia, de nuevo. Si me caigo en ese sendero y me hago daño sí que la lío bien gordisima. Echo en falta la bici doble con rueda de 29, pero aún así disfruto de los tramos más sencillos.
El sendero desemboca, tras dos kilómetros, en una pista. Y me toca subir un cuestón con el que yo no contaba ya. La propinita. Sigo muy por encima de Trillo y veo el camping muy abajo desde mi situación.
Vistas de El Colvillo
Ahora sí que sí solo queda bajar hasta el pueblo. Paso junto a un «campillo» de saltos, junto a un circuito de motocross y junto a otro de trial. Este ayuntamiento apuesta por los deportes de dos ruedas, sin duda.
Sin darme cuenta me planto de frente al puente sobre el Tajo, en mitad del pueblo. En vez de cruzarlo giro a la derecha y vuelvo al camping por el mismo camino por el que vine. Acalorado. Contento. Cansado. Orgulloso. ¿Qué tendremos los ciclistas que aunque hayamos pasado las de Caín durante la ruta lo ponemos en valor y le sacamos el lado positivo?
Quedaban varios días de vacaciones pero la bici se quedó quietita. Disfruté pescando, bañándonos en el rio y en la piscina, comiendo y paseando. Buenas vacaciones «de interior» a una hora y media de Madrid. No descarto repetir por la zona y te recomiendo que te acerques con la bici. Si vives en la zona centro y no eres perezoso te da para ruta en bici + comilona en el día y vuelves a dormir a casa, ojo.
A Trillo fue la central nuclear la que lo puso en el mapa, pero yo me llevo el recuerdo de los días estupendos que he pasado disfrutando de lo que más me gusta.