La primera ruta del año

No se me ocurre mejor manera de comenzar esta primera entrada de 2022 que felicitándoos el año a todos, queridos y fieles lectores. Es durante estos primeros días de enero cuando ponemos en marcha (o no) los propósitos de año nuevo. ¡Suerte con eso! Yo, si os soy sincero, no tengo ninguno. O lo que es lo mismo, que sigamos como estamos que dentro de lo que cabe estamos bastante bien (para la edad que tenemos) y no podemos quejarnos. Bueno… más que un propósito es un deseo: seguir compartiendo vivencias en este blog porque eso significará que sigo saliendo y trasteando con la bicicleta y que todo está bien. Dejad, entonces, que os hable de la primera ruta del año. Una ruta MTB por las Navas del Marqués

Vamos al grano. Como hace tiempo que no salimos ni trasnochamos mucho en Nochevieja quise aprovechar la ocasión de haber pasado la noche en la casita que tenemos en Ávila y de que la previsión meteorológica era de lujo para celebrar año nuevo con una rutita en bicicleta a ritmo tranquilo y con cierto espíritu explorador. Así que a las 9:00 estaba el tío vestido de ciclista saliendo a rodar con la vieja RCZ rígida de 26″.

 

Me dirigí a Las Navas de Marqués con la idea de entrar por la Dehesa Boyal, un robledal al norte del pueblo que cuenta con pistas y senderos, un área recreativa, un par de fuentes de agua excelente y que además está salpicado de esculturas modernas. El camino hasta Las Navas es conocido y como hacía un día excelente se rodaba con gusto. Además había hecho frío durante la noche y en las umbrías la tierra estaba aún congelada. Y, por encima de todo, a esas horas tempranas del primer día del año me daba la sensación de tener el monte para mí solo.

 

 

Para llegar es necesario subir una rampa maja con algún tramo al 11%. De las que te ponen el corazón a funcionar. Lo bueno es que habiendo rodado ya unos cinco kilómetros y medio el cuerpo está caliente y no se pasa mal. Superado esta primera cuesta entramos en la dehesa rodando por un camino que dejamos pronto para tomar un sendero apenas visible por las hojas caídas de los robles.

 

 

Con cierta intuición y fijándose donde las hojas están más pisadas se puede seguir el camino sin problema hasta llegar a la fuente del Saúco rodeando el área recreativa. En la fuente giró a la derecha para aproximarme al pueblo por una pista no demasiado ancha y de buen rodar. Estando tan cerca del pueblo me por fin me encontré a varias personas haciendo ejercicio o sacando a pasear a los perros. Confirmo, por lo tanto, que hay vida inteligente el 1 de enero antes de las 10 de la mañana.

 

 

Un sendero a la izquierda llama mi atención y abandono la pista para disfrutarlo durante apenas cien metros, pero merece la pena. Giro de nuevo a la izquierda para remontar otros pocos de metros que me llevan hasta la carretera que sube al parque eólico y bajo hasta el pueblo, esta vez sí, por dicha carretera.

Pero apenas me meto en el núcleo urbano. Mi propósito es subir hasta Los Riscos de Santa Ana. La subida es suave y se hace con gusto bajo un sol que calienta sin llegar a agobiar. Desde lo alto del risco las vistas del pueblo son todo lo bonitas que pueden ser porque en la misma panorámica encontramos edificios notables como el Castillo de Magalia o la Iglesia de San Juan Bautista y polígonos industriales necesarios para la economía local pero altamente desagradables de mirar.

 

 

Recuerdo haber leído en una crónica de la última edición de los 101 Miradores de las Navas del Marqués que el recorrido entra definitivamente al pueblo por una trialera desde el risco en el que me encuentro en ese momento. No me resultó difícil encontrarla, pero sí me lo pareció bajarla sin caerme, así que decido por prudencia bajarla caminando. No sin cierto riesgo, por cierto. Se trata de un pasillo que naturalmente en la foto no se aprecia con mucha pendiente y piedra suelta.

 

 

Ahora toca poner rumbo al punto limpio, situado en el polígono. Desde lo alto del risco he visto un camino que conduce hasta allí así que callejeo un poco con cuidado de no perder demasiada cota, que luego tocaría recuperarla. Llego al camino y pica para arriba con algún tramito al 10%. Sigo yendo fresco, no hay problema. Se remonta sin sufrir demasiado. Junto al punto limpio tomo una pista que discurre por el pinar y que hacía literalmente años que no visitaba. Tonto de mí, porque es preciosa.

 

 

Primero baja, luego sube y finalmente vuelve a bajar. Todo bien. Y me lleva hasta la M505 muy cerca del área recreativa El Valladar. Cruzo la carretera y pongo rumbo de vuelta a Las Navas del Marqués. Mi intención es tomar el camino de El Risco de los Dineros pero me equivoco de pista y acabo llegando al pueblo por la que no es. No importa, también es bonita. Bajo hasta el barrio de La Estación por el sendero que discurre paralelo a la carretera y por el que también hacía mucho tiempo que no rodaba. Una delicia. Mi siguiente destino es la Ciudad Ducal a la que llego por la puerta principal tras rodar un kilometrito por el Camino de la Resinería.

Giro en la primera calle a la izquierda (Camino del Pocillo) para llegar tras un par de kilómetros de suave rodar al embalse. Este es uno de mis lugares preferidos en el mundo (junto al Parque de Polvoranca). Me da pena ver lo bajo de agua que está a pesar de que el arroyo del que se alimenta corre con alegría… y es que la compuerta de desagüe está abierta de manera que el agua que entra, sale. Me da la sensación de que este embalse no está en uso y no hay nadie a su cuidado. Hay un camino muy bonito que lo rodea y el mencionado arroyo se cruza por un puentecito de madera donde siempre paro. En esta ocasión para echar una meadita. Aprovecho para echar una foto.

 

 

Continúo rodeando el embalse. Ya estoy muy cerca de casa, pero queda lo peor: 4 kilómetros de subida constante. Si bien las rampas más duras están al principio, hacia la mitad me encuentro con algún tramo al 15%. Pero se supera con paciencia y corona grande.

 

Track disponible en Wikiloc

 

Y así, como quien no quiere la cosa, llego a casa con una sonrisa en la cara que me dura a día de hoy. Contentísimo por haber empezado el año haciendo una de las cosas que más me gusta: tomándome un buen aperitivo al solecito después de una ruta en bici.

 

 

En fin, que 2022 sea un año lleno de momentos como este, pero si pueden ser con familia y amigos, mejor que mejor.

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