La dehesa cordobesa

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La dehesa cordobesa tiene muchísimo que ofrecer desde el punto de vista cicloturista. Yo no sé qué haces que no la visitas. Te voy a hablar un poco de MTB por Torrecampo.

Siendo que este año los días festivos del día de la Constitución y de la Inmaculada han caído en martes y jueves respectivamente, he cogido de vacaciones lunes, miércoles y viernes para hacer un puente que más bien parece el acueducto de Segovia (ole, ole y ole). Hemos ido a Conquista (como sois lectores habituales de este blog ya sabéis que es el pueblo de mi madre y que está en la provincia de Córdoba) a pasar unos días y entre chaparrón y chaparrón tuve un par de ratos para salir a dar una vueltita en bici.

 

La idea era hacer una kilometrada medio decente porque se acerca el reto de los 100 kilómetros y, sinceramente, no he entrenado nada de nada de nada (de nada). En Conquista está mi queridísima Kona Explosif. Bueno… eso es mucho decir. De la época solo tiene el cuadro porque se me hacía duro usarla con la potencia larga, el manillar estrecho y la horquilla con poco recorrido propios de la época. Así que la tengo «actualizada». Y me encanta y no me arrepiento, es 100% usable.

Como digo, quería rodar hasta un pueblo colindante, Torrecampo, y volver. En total serían 50 kilómetros por pistas con algo de desnivel, pero suave. Sobre las 9:00 me puse en marcha bien pertrechado para el frío.

La mañana pintaba bien. No hacía nada de viento y a pesar de las lluvias de los días anteriores el suelo no estaba apenas encharcado. Todo lo contrario, permitía rodar con comodidad y con muy buen agarre. Como suele pasar cuando salgo en bici por los alrededores de Conquista es raro que me encuentre con otros ciclistas. Tengo todo el campo para mí solo. Esto tiene sus pros y sus contras. Si acaso tengo un problema mecánico o una caída no me quedaría más remedio que pedir que me vinieran a buscar, nadie podría asistirme. ¡Pero así son las cosas!

Track disponible en Wikiloc

El cuentakilómetros de esta bici no tenía pila y cuando llevaba un buen ratazo dando pedales se me ocurrió mirar el reloj (me he comprado un Garmin) para ver cuándos kilómetros llevaba, creyéndome ya cerca de Torrecampo. ¡Una mierda para mí! Llevaba cerca de una hora dando pedales y apenas había recorrido 13 kilómetros. ¡Menuda ruina! Debo de reconocer que me vine un poco abajo. Pero bueno… en estos casos es cuando los ciclistas damos lo mejor de nosotros mismos haciendo de tripas corazón y seguimos avanzando sin más dando  una pedalada detrás de otra.

No conozco el camino de memoria, solo lo he recorrido una vez con anterioridad y en un cruce me equivoqué y tomé la dirección incorrecta. Este camino erróneo termina en la carretera que une Conquista con Torrecampo. Podía girar a la derecha y llegarme a Torrecampo, mi destino, pero la desidia me hizo girar a la izquierda para volver a Conquista por la carretera. Porque, ya os digo, que en las adversidades es cuando los ciclistas nos crecemos pero no debemos olvidar que somos perdedores y nos la refanfinflan los convencionalismos ciclísticos.

 
 
Que lo mismo que te digo una cosa te digo la otra… el recorrido de vuelta por carretera no es gratis. Tiene unos cuestones que le ponen a uno en su sitio. De hecho el pico de ritmo cardiaco se me registró para un repecho en la carretera, ojo con eso.

 

Y con apenas 28 kilómetros en las piernas y con la lluvia pisándome los talones llegué a Conquista.

Queda pendiente para otra ocasión hacer la ruta que tenía en mente. En este viaje el tiempo no acompañaba, la verdad. Veremos si en Semana Santa, llegado del caso, tenemos más suerte.

 

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