Escribo estas entradas varias semanas después de haber finalizado el viaje por el Danubio en bicicleta y hemos tenido tiempo de sacar conclusiones. Ahí van una serie de consejos para hacer el Danubio en bici.
Recuerda que esta es una entrada de una serie de 11 sobre nuestro viaje al Donauradweg a su paso por Austria. Puedes usar la primera entrada como índice para leer en orden.
Las voy a exponer agrupadas por categorías porque me parece una forma lógica de organizar la información en vez de ponerme como loco a soltar ideas aleatorias sobre lo bien o lo mal que lo hemos hecho, que luego te pierdes y es peor para todos.
Sobre la ropa
Sin duda en este punto, menos es más. Yo creo que con tres mudas acertamos, siempre que lleves avíos para lavar una cada dos días, por ejemplo.
Entiendo que si haces este viaje en otoño o invierno la cosa se complica, pero en verano, que la ropa es ligera y se seca mejor a la hora de lavarla, la estrategia está clara.
Aún no habiéndolos usado, recomiendo llevar chubasquero sí o sí. También llevábamos camisetas térmicas. Uno de los pocos «por si acasos» que nos hemos permitido. A día de hoy lo considero completamente innecesario, visto lo visto.
Un bañador, en verano, no puede faltar en tu equipaje, por descontado. Encontrarás muchos sitios donde refrescarte durante las jornadas de pedaleo.
En cuanto al calzado, zapatillas deportivas normales y corrientes van bien. Y como complemento, unas sandalias de goma mejor que unas chanclas simples y molientes. Las sandalias son más versátiles, te sirven tanto para ir a la piscina o para darte un baño en el río como para dar pedales con comodidad.
Una cosa que creo que no hemos gestionado bien es el olor de la ropa usada. Impregnó la ropa limpia y al final olía todo a usado. Los compartimentos de las alforjas que llevábamos eran limitadísimos y tendríamos que haber metido la ropa usada en bolsas de plástico o algo así para evitarlo. Un truco puede ser llevar la ropa limpia en una alforja y la usada en la otra, junto al calzado u otras cosas que no te importa que huelan un poco.
Sobre el resto del equipaje
Llevar un par de powerbanks nos vino bien. Los días de ruta son largos y usamos mucho los teléfonos para grabar vídeo y tomar fotos, usar el GPS, etc.
La guía en papel que llevamos también fue de utilidad. Cada noche consultaba sobre el recorrido del día siguiente porque a los que tenemos memoria de pez nos es muy complicado recordar los datos de siete días de ruta.
Si vas en verano recuerda echar bien de crema solar. Se pasan muchas horas bajo el sol. En nuestro caso creo que nos quemamos todos, ojo con eso. Y échate en las piernas, que parece que se nos olvida ¡Menuda quemada me llevé yo en los muslos!
Repelentes de mosquitos también llevábamos pero creo se puede pasar sin él. Se ve que los mosquitos austriacos prefieren picar a los austriacos.
La riñonera para transportar las cosas que queríamos tener a mano fue otro acierto. La documentación, los dineros, el móvil… Todo muy a mano. Otra opción es llevar desde casa una bolsa de manillar, que la puedes meter en tu equipaje sin problemas, pero si dejas la bici aparcada tendrás que cargar con ella o vaciarla.
No fue necesario usar la cuerda elástica, pero no me arrepiento de llevarla, es un «por si acaso» indispensable, lo mismo que un pequeño botiquín.
Sí tuvimos que echar mano en un par de ocasiones de geles energéticos. Fue buena idea llevarlos, tomad nota.
Sobre el alquiler de bicicletas
Esto es más una cuestión de presupuesto que de otra cosa. Lo más cómodo, sin duda, es viajar a Passau, alquilar las bicicletas allí y devolverlas en Viena. Pero claro, eso te sale mucho más caro.
Para mí haberlas alquilado en Viena fue un acierto y en concreto en Bike20, la tienda a la que recurrimos nosotros. Fundamentalmente por el trato personal de Tarek, el propietario del negocio. Solo tienes que mirar las valoraciones de Google. Además de ofrecernos el mejor precio de entre las distintas tiendas que estuvimos mirando, nos asesoró al respecto de los trenes, nos explicó sobre cómo de caluroso es el verano en Austria y nos guardó alguna maleta hasta nuestra vuelta, para el par de días que pasaríamos en Viena.
Mucha gente iba con bicicletas eléctricas. Bike20 creo que no ofrece esta posibilidad. ¿Qué quieres que te diga? me parece una opción muy, muy interesante pero nosotros no las necesitamos. Todo el trayecto es muy llano y el firme del carril bici está en excelente estado. Además las bicicletas que usamos, de touring, rodaban que daba gusto.
Sobre el recorrido
Generalmente hicimos caso a la guía y creo que acertamos salvo en la primera etapa, que en vez de llegar a Schlögen por la orilla sur creo que tendríamos que haber llegado por la norte y haber usado el barquito para cruzar. Nos hubiéramos ahorrado unos sube-baja un poco asquerosos al final de la etapa.
En la quinta etapa, entre Melk y Krems, podía ser bonito haber rodado por la orilla sur para ver los pueblos en modo «fotografía» en vez de atravesándolos. Bueno, otra vez será.
Muy importante, eso sí, evitar a toda costa el tramo sin carril bici de 8 kilómetros que hay después de Grein. Si puedes alojarte en Grein no tendrás problema porque puedes cruzar el río usando el puente que hay un poquito antes de llegar al pueblo. Si no te vas a alojar en Grein mira de alojarte en alguno de los pueblos que hay en la otra orilla.
En general el camino es fácil de seguir. Recuerda que este, el austriaco, es el segmento más visitado del Donauradweg y está señalizado hasta la extenuación. No te fíes, eso sí, de las señales que informan de que quedan «x» kilómetros hasta el siguiente pueblo. Eran incoherentes en muchos casos.
Sobre los alojamientos
Alojarse es caro, no te lo voy a negar. Y no pagas por la calidad, te lo digo yo. Eso sí, la limpieza está garantizada.
Una cosa que dificultó nuestro descanso es que las almohadas son muy blanditas. Al menos nosotros preferimos almohadas algo más altas y más duras. Cuestión de gustos, supongo.
Otra cosa que es habitual si sales de España es la ausencia de persianas. Antes de las 6:00 ya entraba una luz por la ventana que no veas. En parte favorece el acto de madrugar, necesario cuando se hacen este tipo de viajes, pero molesta en cualquier caso.
En 4 de los 7 alojamientos teníamos desayuno, en el resto no. En los que lo tuvimos fue excelente. Especialmente el del hotel de Linz, que tenía una máquina de tortitas de la que los niños dieron buena cuenta. En los que no lo tuvimos fue porque nos parecía muy caro, más de 10€ por persona. En estos casos o bien desayunábamos en el alojamiento (caso del apartamento de Viena) o bien en una cafetería ¡Muy ricos los dulces y bollos austriacos!
Sobre los transportes
Entre Viena y el aeropuerto nos desplazamos en Bolt. Es un poco más caro que en España, diría yo, pero lo más cómodo sin duda.
El resto de los trayectos los hicimos en tren. Tanto la web de la «Renfe» austriaca como su app funcionan estupendamente. Llevamos comprados todos los billetes desde Madrid. Recuerda que hay que comprar también «plaza» para bicicleta. Respecto a la puntualidad… creo que tienen que aprender de los trenes españoles pero tampoco es que se retrasen por definición.
Si vas a hacer como nosotros y vas a ir de Viena a Passau y sois pocos lo mejor es ir en un tren directo (ACE). Creo que estos trenes admiten hasta 5 bicicletas así que si sois muchos tendréis que hacer como nosotros y tomar un tren hasta Linz y otro hasta Passau. Si habéis leído la entrada donde explicaba el viaje de ida hasta Passau estaréis al tanto del estrés que nos generó tener que cambiarnos de tren con las nueve bicis y los cinco niños en solo siete minutos. Toma buena nota y o bien toma el siguiente tren en Linz o directamente compra los billetes de ambos trenes por separado haciendo que entre la llegada del uno y la salida del otro tengas tiempo para hacer el trasbordo con comodidad.
Recuerda que el tren de Linz a Passau es tipo «cercanías» y tienen bastante frecuencia.
Sobre la comida
Comer es un poco más caro que en España pero no muchísimo más. Como sabes nosotros solíamos apañarnos con bocatas muchos días pero siempre había opciones donde comer y beber con calidad.
Debes recordar que si pides agua lo normal es que te la pongan con gas. Si prefieres sin gas debes especificarlo al pedirla («still water»). Y si pides un refresco serás afortunado si te lo ponen en un vaso con hielo, lo normal es no te lo pongan. Un cortado no saben lo que es, claro. Recuerdo que en Viena paramos una tarde a tomar un batido y yo me pedí un café solo con un chorrito de leche y el camarero acabó pidiéndome que me echara yo la cantidad de leche que quisiera. Le resultó más sencillo así gestionar la petición de ese español loco que pide cosas raras.
Los domingos casi todo está cerrado así que si tu idea es comer bocadillos sé previsor y compra lo necesario el día de antes.
Sobre la experiencia
Conclusiones Danubio en bicicleta: Voy a ser muy claro: RECOMENDABLE AL 100%
Estuvimos meses preparando este viaje porque desde el punto de vista logístico es complicado. Sobre todo no teniendo experiencia en este tipo de andanzas. Pero salió todo, todo bien. Desde el primer día hasta el último.
Dejamos mucho sin visitar, somos conscientes. De haber ido solamente adultos habríamos rodado más deprisa y habríamos tenido más tiempo para visitar aquel castillo o tomar un café en esa terraza tan guay. Pero yendo con niños a ese tipo de cosas se les quita prioridad en favor del avance.
Hablando de los niños, me tengo que quitar el sombrero. No voy a decir que participaron del viaje todos los días encantados de la vida dando pedales mientras se paraban a oler las flores, no. No fue así la cosa. Hubo ratos de protestas (pocos) y muchas, muchas veces escuchamos las preguntas: «¿Cuánto queda? ¿Queda mucho? ¿Cuánto llevamos?… y distintas variaciones. Para ellos, a diferencia de los mayores, el placer no está en el camino en sí sino en el sitio a donde queremos llegar. Porque o bien les espera un helado o un baño o una recompensa del tipo que sea. Pero los siete días de bici los llevan en las piernas, eso está claro.
De eso, de gestionar expectativas y estados de ánimo, los adultos hemos hecho un máster, te lo puedo asegurar. También sucede que desde hace meses les venimos concienciando de que necesitábamos que dieran lo mejor de ellos mismos en este viaje y vaya si lo han dado. Con creces. Creo que no hay cuatro adultos más orgullosos de su prole que nosotros.
¡Vaya viaje! ¡Menuda experiencia! Escribir esta serie de entradas ha supuesto revivir cada día, recordar algunas anécdotas que habían quedado ahí en algún rincón de mi cabeza y que han aflorado al ver las fotos y escribir los textos. No os podéis hacer a la idea.
Jaime, Lourdes, María, Andrés, Jorge, Laura, Raúl y Ali, vaya pasada… ¿Verdad? ¿Qué hacemos ahora? ¿Vivimos del recuerdo o nos ponemos a pensar en el siguiente?
¡Pues nos ponemos a pensar en el siguiente!
Esto no tiene el dedito de Me encanta??
Jajajaj… no lo tiene, no… Pero tomo nota para una futura mejora en el blog.
¡Gracias por el comentario!