Mírate la crónica de esta ruta MTB de Pozuelo al río Guadarrama. Mucho sendero divertido y alguna subida dura, como puedes ver en este vídeo introductorio:
Parece que mi propósito de año nuevo de juntarnos más para salir en bici que el año pasado se está cumpliendo y llevo ya tres fines de semana seguidos enganchando a amigos Perdedores para las salidas domingueras. Y yo tan contento, oye.
En esta ocasión fuimos Sergio, el primo Christian y un servidor los que nos juntamos para dar unas pedaladas guiados por Christian. La ruta elegida es muy divertida, mira:
La ruta se puede descargar de Wikiloc
Después de la paliza del fin de semana anterior, yo estaba confiado en que los 359 metros de desnivel anunciados no me sacarían de punto, pero hubo algunos momentos que se me puso el corazón en la garganta. Además, de todos es sabido, Wikiloc mide los desniveles de aquella manera. Strava, para esta misma ruta, dio 513 m+, una diferencia significativa que los de Wikiloc se tendrían que hacer mirar.
En fin, que como no apetecía demasiado pegarse un super madrugón, quedamos a las 9:30. Así además nos quitábamos un rato de frío, aunque estábamos atravesando un anticiclón que más parecía que estuviéramos en primavera que en invierno.
Comenzamos rodando en dirección sur, callejeando un poco, rodando por carril bici… saliendo, a fin de cuentas, del núcleo urbano de Pozuelo de Alarcón. Sin darnos cuenta hemos llegado al Monte de Boadilla. Se rueda muy bien. El suelo no está embarrado. Tiene sus charcos, claro, pero el terreno es principalmente arenoso y drena bien.
Dejamos Boadilla y cruzamos la M50. Al otro lado nos espera una bajada muy rápida por pista. No entrañaría dificultad alguna si no fuera porque está rotísima por culpa del agua. ¡Menudos surcos! Hay que prestar mucha atención.
Una vez abajo cruzamos la M501 por una pasarela con mucha revuelta y comenzamos a subir por un camino, también muy roto por el agua, y con muchos bancos de arena. A mitad de camino nos cruzamos con un buggie conducido por un señor de mediana edad. Nos morimos de envidia, naturalmente.
Pasarela sobre la M501
Llegamos arriba y nos acordamos de aquella ruta que hicimos hace tiempo donde Pablo no hacía más que pinchar y pinchar…
Este día nos dimos una buena paliza
Desde la urbanización «El Bosque», donde nos encontrábamos, hasta el río Guadarrama hay que bajar enlazando varios senderos que corretean entre los chalets. Son muy divertidos. En algún tramo sombrío nos encontramos charcos de barro de bastante consideración. Como somos gente con mucha técnica conseguimos pasarlos sin echar pie a tierra, eso sí, entre risitas y nervios.
El sendero que va paralelo al río es una delicia. En muchos tramos es un sendero por el que cabe una sola bici pero a veces se ensancha. Entonces da para un ratito de charla. Pero hay que estar muy atento porque está muy concurrido y conviene no despistarse demasiado para no tener un encontronazo con otro ciclista.
Pasamos por debajo de la M513 y entramos en una finca privada, Romanillos, así que rodamos ahora muy sigilosamente. El camino es tan llano qy tan chulo que se me pasa por la cabeza una excursión familiar. Ya veremos. Vamos a buen ritmo y vemos de frente el puente rojo sobre la M503, a la altura de Villafranca. Nos toca girar hacia la derecha para colocarnos en dirección de vuelta a Pozuelo. Pero no veas la cuesta que se nos presenta. Además, como todas las que vamos subiendo o bajando, rotísimas por culpa de las lluvias de semanas anteriores. Con tesón y riñones las subimos. Justo después grabamos el vídeo que ves en el encabezamiento de esta entrada.
Parada a mitad del sendero del río para comer algo
Llegamos a la urbanización Las Lomas. Llevamos poco más de 30 kilómetros y nos quedan casi 15 más. Se nos tuerce un poco el morro pero no nos queda más remedio que seguir.
Cruzamos de nuevo la M50. Esto quiere decir que ya nos estamos aproximando a nuestro destino. Aún nos comemos algún que otro cuestón, pero la llegada a Pozuelo por el Monte del Pilar, que Sergio no conocía, merece la pena. Apenas es dejarse caer.
La cerveza, obligada después de una mañana de ciclismo con calor, nos la tomamos tan ricamente en el jardín de la casa de los suegros del primo. Al sol, muy agustito, con buenos aperitivos.
Empanada, croquetas, chorizo, queso, fuet, jamón… la ruta nos salió a deber
¿Habrá ruta en grupo la semana que viene? Yo voy a intentar que sí. Y si la hay, os la contaré por aquí. ¡Hasta entonces!