Este maldito 2020 está llegando a su fin y, al igual que hiciera el año pasado, me gustaría dedicar esta última entrada del año a hacer análisis ciclista de 2020, de lo acontecido en el seno de Perdedores BTT.
Poco podíamos imaginarnos el primo Christian y yo en nuestra primera ruta de 2020, el día de Reyes por Pozuelo, que el año quedaría marcado a fuego en la historia universal como el de la Pandemia del Coronavirus… Pero pasaré de puntillas por ese tema, que bastante se ha hablado ya.
En lo que a mi respecta, si 2019 fue el año de la mejora del rendimiento físico (de andar por casa), 2020 ha sido sin duda el año del ciclismo en familia. Desde principio de año surgieron planes para primavera y verano relacionados con viajar con las bicis a cuestas. Tuvimos que suspender dos de las escapadas previstas. Una de ellas, la del Canal de Castilla, me hacía especial ilusión.
Pero estoy corriendo mucho. Antes de quedar confinados pudimos disfrutar de algunas muy buenas rutas, como la que hicimos por los alrededores de Las Rozas guiados por Juancar con kilómetros de senderos y visitando la espectacular presa del Gasco, o una de mis preferidas, la ruta que va de El Escorial al embalse de Valmayor pasando por Zarzalejo. En esta ocasión además conseguimos juntarnos un buen grupo de amigos y todo fue como la seda.
Y ya en marzo, muy pocos días antes de quedar confinados en casa, Ángel, Raúl y un servidor «disfrutamos» de una ruta por Torrelodones. La ruta era muy bonita pero Raúl y yo sufrimos de lo lindo. No estábamos entonados ese día. Ángel sí, va a tope el tío. Una alegría contar con Ángel en el grupo. Ciclista experto y excelente compañero de ruta con el que da gusto charlar mientras se rueda por pistas.
Y hasta junio lo único que hubo que destacar es el cambio de look de la bicicleta de Miguel. La llevó a un taller para pintarla del famoso verde menta de Orbea aprovechando el confinamiento y tardaron más de lo acordado, pero el resultado es espectacular.
Fue Miguel, precisamente, el que estrenó la «nueva normalidad» con una machada peligrosa. El tío se vino arriba y se marcó una rutaza de casi 80 kilómetros sin aprovisionarse bien de agua y comida en el recién estrenado verano madrileño. Casi le perdemos, pero sobrevivió mendigando agua. A punto estuvo de tener que beberse su propio pis (o un pis ajeno). No dejéis de leer esa crónica que mola mucho y tiene mucha risa.
Antes de «irnos de vacaciones» tuvimos ocasión de juntarnos para hacer una nocturna. El recorrido fue el clásico Móstoles – Navalcarnero, nada nuevo que destacar. Sí que fue la primera nocturna de Ángel y Jaime y se lo pasaron (todos lo hicimos) teta.
Durante el verano quien más, quien menos anduvo en bici. El Bombi se fue a Aínsa a bajar y subir cerros como si lo fueran a prohibir. Con su nueva furgoneta camperizada no hay destino que se le resista al tío. A ver si le echamos unas fotos en condiciones al sistema que ha ideado para transportar la bici con seguridad y comodidad.
Lude pasó unos días de vacaciones por Cantabria y también se hartó de subir montes a la vieja usanza: «vamos a ver a dónde lleva ese camino…». El placer de explorar territorio desconocido… aunque a veces las cuestas le hacen a uno darse la vuelta.
Miguel descubrió el ciclismo de montaña en Galicia, donde pasó una larga temporada en verano. Se llevó su antigua Corractec y nos puso a todos los dientes largos de envidia de la mala con las fotos que nos enviaba y las aventuras que vivió. Tanto es así que le he instado a hacer una BiciCada (bicicleta + mariscada) cuando sea posible.
Menudas fotazas compartía Miguel. Tanto de paisajes de costa como de interior. Unos bosques de película. Y sus rutas no estuvieron exentas de incidentes, que entre averías, extravíos y demás circunstancias generó un buen número de anécdotas que contadas ahora a toro pasado son graciosas pero que en el momento se caga uno en su suerte negra.
Destaco también de este año la consolidación definitiva de Jaime (el de Guadarrama) como ciclista de montaña.
Bien aconsejado por Ángel, acomete cada vez retos mayores y viendo las rutas que se hace últimamente… en cuanto coja un poco más de confianza y técnica bajando no habrá quien le eche el guante.
Nos hemos visto privados de posiblemente los dos eventos más significativos de Perdedores BTT: la BiciCoa y la visita anual a Losar de la Vera donde Jaime (el extremeño) nos hubiera guiado en una ruta de auténtica bicicleta de montana. Esperemos retomar ambos eventos el año que viene… e invadirle la casa nueva a Jaime, que ha montado poco en bici este año porque ha tenido tarea con la reforma.
Yo, que tenía más o menos diseñado sobre el papel el recorrido de la BiciCoa 2020, quise recorrerlo en bici para ver algunos senderos que no conocía y casi muero en el intento. ¡Menudas paredes! Tendré que modificarlo para que no se convierta en un suplicio.
Dos amigos, además, aumentaron su familia con sendos retoños. Siempre es una buenísima noticia además de porque alguien tendrá que pagarnos las pensiones, por la felicidad que supone tanto para los progenitores como para los que les apreciamos y nos alegramos por ellos.
En agosto Jaime y yo pasamos unos días con las familias recorriendo la Ecopista del Río Miño al norte de Portugal. Espectacular. 100% recomendable para toda la familia. Merece la pena el viaje solo para conocer la vía verde. Bañarse en el río a mitad de ruta no tiene precio.
La primera ruta post-veraniega me puso en mi sitio. Una ruta circular que recorría Collado Mediano, Los Molinos, Cercedilla, La Barranca y Navacerrada. La empezamos cuatro pero solo la acabamos tres… y de milagro. Jaime tuvo que abandonar al romper la patilla del cambio y yo destaloné mi cubierta trasera por llevarla floja de presión. Un rutón de mucho subir y mucho sufrir. Pero lo que recuerdo bien de la ruta es la tapa de callos a la madrileña que nos pusieron en el bar al terminar la ruta. Recuerdos ciclistas inolvidables.
Ya en la recta final del año visitamos al primo Christian que nos guió en una ruta por los Cerros de Alcalá. Se la debíamos desde hace mucho tiempo. La pena es no poder apretarnos luego una buena chuleta por culpa del virus. Volveré cuando tenga una e-bike. ¡Vaya panzada de subir cuestas que nos pegamos! Luego las bajadas eran proporcionales, menudo gustazo. Es como un parque de atracciones de la bici, un bikepark gratuito… bien hubiera pagado el precio del remonte, también te lo digo.
Aún tuvimos tiempo para una ruta en familia más. A finales de noviembre salió un fin de semana de tiempo primaveral y nos pareció muy buena idea ir hasta Pelayos de la Presa para recorrer parte de la vía verde del Alberche. Pasamos muy buen día, parando a comer a mitad de ruta. Es un recorrido magnífico y embelesante. Espectacular para ir en bici o a pie con la familia.
2020 también ha sido el año con más entradas en este blog. Además hemos alcanzado la entrada número 200 (olé) y se la hemos dedicado a Pablo. Creo que no la ha leído aún… así es el Pableras.
Le cogimos el gusto a subir a la sierra y aún tuvimos tiempo de hacer un par de buenas rutas. Raúl, Miguel y un servidor (yo creo que por cuarta vez) hicimos El Escorial – Zarzalejo – Valmayor – El Escorial un día lluvioso. No caía agua a saco, hubiéramos cancelado de haber sido así, pero un calabobos constante acabó empapándonos.
¡Y acabamos de barro hasta el bigote! Esta ruta me encanta como ya he dicho muchas veces pero se me acaba haciendo bola el final. Siempre tengo que tirar de geles para sobrevivir.
No puedo dejar de destacar un hecho histórico acontecido el 21 de noviembre. Jaime se armó de valor y paciencia y venció a su demonio personal, fue capaz de subir hasta el Alto del León por La Jarosa para su orgullo personal y el de todos, que no es poca cosa cascarse ese desnivel en tan pocos kilómetros.
Tal vez este sea el punto de inflexión que necesitaba Jaime para «romper» como ciclista de montaña. Todos los que practicamos este deporte sabemos el papel importantísimo que juega la cabeza en nuestras rutas. Cuando la cosa se pone mala es sobre todo la capacidad de sufrimiento de cada uno lo que marca la diferencia… pues con este triunfo seguramente Jaime haya conseguido mucho más que ascender un puerto.
Sin salir de Guadarrama volvimos a recorrer los caminos entre esta localidad serrana y Cercedilla para, en una preciosa ruta circular, pasar por Los Molinos, Collado Mediano y Alpedrete. Disfrutamos y sufrimos (al menos Jaime y yo) a partes iguales.
2020 se acaba. Y para despedirlo por todo lo alto en Losar de la Vera celebrarán la San SilBTT como todos los años. ¿Nos apuntaremos los perdedores en 2021? Veremos.
Y saliendo de Los Hueros, otra cita ya tradicional: la Clásica de las Porras, este año seguramente sin porras.
Con todo lo malo que ha sido este año, parece ha dado de sí. Esperemos que en 2021 podamos disfrutar (con seguridad, entiéndase) de todos los planes que hemos tenido que ir cancelando y sigamos disfrutando juntos de la naturaleza, del deporte, de los amigos, de las familias y de las cervezas de después de la ruta. Y si nos ponen una tapita de callos con las cañas, mejor.
¡FELIZ 2021!