Si una BiciCoa es una ruta en bici seguida de una barbacoa, una aMIGAda ya tendrías que saber lo que es. Pero por si acaso te lo voy a explicar: tiene que ser invierno, que haga fresquete. Y tenéis que juntaros unos cuantos amigos. Yo siempre digo que cuantos más, mejor. Y hacéis una ruta en bici. Tiene que ser mañanera, que de tiempo de volver a la casa a tiempo para comer con cierta holgura. Y luego preparáis unas migas mientras tomáis el aperitivo. Y nos ponéis hasta las trancas, por supuesto, de comer y de beber. Eso es una aMIGAda. Y este año hemos celebrado la segunda en Perdedores BTT. Siéntate que te lo cuento.
Esta foto mola bastante
Lo primero que te digo es que esta es la «segunda» edición porque el año pasado ya celebramos lo que podríamos llamar «el piloto» de la aMIGAda. Consistió en básicamente lo mismo, pero con menos gente. Solo fuimos cuatro los Perdedores que acudimos a la cita. Pero nos lo pasamos tan bien que este año hemos conseguido juntarnos nueve. Ojo con eso.
Total, que la aMIGAda tú la puedes celebrar donde quieras, naturalmente. Nosotros nos juntamos en la casa de Navalperal de Pinares. Y a las 9:30 con relativa puntualidad ya estábamos todos con los preparativos para ponernos a dar pedales. La tarde de antes cayó una buena chupa de agua pero parece que el tiempo iba a respetar la mañana en este invierno raro que estamos teniendo en 2025 con algunos días más de primavera que otra cosa.
Track disponible en Wikiloc
Como el recorrido es lo de menos y el de la BiciCoa 2024 quedó bastante chulo no me importó repetirlo. Tiene un poco de todo sin ser complicado en ningún sentido. Comenzamos yendo hacia Las Navas del Marqués cruzando el Arroyo Retuerta, que corría bien tras las lluvias del día anterior, para tomar luego el camino de las Hilanderas, que al principio tiene un par de rampas interesantes.
Precisamente en una de ellas me coloco detrás de Miguel, que volvía a los caminos tras dos años de inactividad, y veo que su rueda está muy, muy floja. Sé que lleva un mousse Tannus y que posiblemente gracias a él no esté rodando en llanta. A Miguel le echaron una maldición por no comprarle romero a una gitana o por lo que fuera. La cosa es que siempre tiene problemas con las ruedas. Este es el tercer par de Mavic Crossmax que le conozco. Pero esta vez el problema no era ni el tubelizado ni el buje ni los radios. Era la cubierta, que estaba tan cuarteada por el paso del tiempo que perdía aire por el flanco. Tócate las pelotas. El líquido tubeless salía por el lateral como si la cubierta lo sudara por los poros.
Pintaba bastante mal la cosa
Como estábamos a mitad de camino entre Navalperal de Pinares y Las Navas del Marqués decidimos inflar la rueda para que Miguel llegara a las Navas y pudiera volver a Navalperal rodando por la carretera ayudado por el mousse. Se le estropeaba la jornada al pobre Miguel. ¡Con la ilusión que él tenía!
Pero el aire no duraba nada de nada. Se escapaba por tantos sitios que el líquido tubeless no era capaz de sellar para bloquear su salida. Llegamos a las inmediaciones de la dehesa boyal y como no queríamos que Miguel se fuera decidimos ponerle una cámara a su rueda para que pudiera continuar la ruta.
No te creas que no tuvo miga la cosa. O más que miga… líquido. La rueda tenía como medio litro de X-Sauce a estrenar. Una pena. Destalonamos la cubierta, sacamos el mousse, metimos la cámara, hinchamos… y parece que el problema quedó resuelto.
Metiendo una cubierta entre cuatro
Esta foto tiene su cosa, no te creas. En la parte de la izquierda vemos a Miguel escurriendo sus guantes. Porque para limpiar el mousse de líquido tubeless había usado el charco que veis por detrás de El Bombi. Con guantes. No se le ocurrió quitarse los guantes. En Febrero. En Ávila. Yo (el de rojo), por mi parte, estoy secándome las manos al aire porque Jaime me había echado un chorrazo de agua del bidón para limpiarme las manos tras meter la cámara. Raúl y El Bombi estaban al hinchado de la rueda… sin haber abierto el obús de la válvula. El primo estaba grabando y el resto esperando con paciencia mientras hacían mofas de la situación pintoresca. Muy divertido.
Total, que una vez sustituido el tubeless por la cámara continuamos la marcha. Pero apenas pasan 1o segundos y tenemos que parar de nuevo. Parece que Miguel… vuelve a tener problemas. Esta vez con la cadena y el cambio. Habíamos sacado la rueda con la cadena en una corona grande y al ponerla de nuevo colocamos la cadena en la corona más pequeña y el cambio se quedó ahí un poco enganchado. Nada que no se solucione con un buen tirón.
Pues se le podía haber jodido el cambio pero bien jodido
Seguimos la marcha por este espectacular robledal al norte de Las Navas del Marques y entramos al núcleo urbano para atravesarlo completamente hasta salir al polígono industrial. Rodamos por su calle principal hasta girar a la izquierda pasada la gasolinera y llegar hasta el punto limpio. Aquí giramos a la derecha por el segundo camino. Nunca, y fíjate que he hecho rutas por aquí, había tomado este camino. Y me encantó.
Anda que no disfrutó Jaime de la aMIGAda
Comienza bajando muchísimo, es una pista rápida y con razonable buen firme que permite alcanzar buena velocidad. Luego, ya lo sabes, toca subir todo lo que has bajado. Pero la subida tampoco es nada del otro mundo, se hace bien.
Y toca de nuevo bajar. Esta vez el camino está un poco más roto aquí y allá por efecto del agua.
Natalia y Javi habla que te habla
Los que habían tomado ventaja en la subida la mantuvieron en la bajada. Pero cuando los que íbamos más retrasados llegamos a donde estaban… Lo que vimos fue una vez más a Miguel en problemas: rotura de cadena, tócate las pelotas manolito.
¿Mala suerte?
Dice que durante la bajada se le metió una rama. ¿Pero qué probabilidades hay de que pasen estas cosas siempre al mismo? No descarto que si esta entrada llega a las instancias oportunas vengan a estudiar a Miguel del CSIC como extraño caso de acumulación de mala suerte.
Como somos gente experta y con recursos, el incidente se resolvió sin demasiadas complicaciones pero con mucho cachondeo, claro. Y pudimos continuar nuestra ruta cruzando la M505.
Rodamos un trecho en dirección a Las Navas paralelos a la carretera hasta el área recreativa El Valladal. Charlando de nuestras cosas, como nos gusta hacer. Subimos por sendero hacia «El risco de los dineros». Me gusta hacer una foto en este punto porque la vista es bonita. Pero, por lo que sea, llevamos un poco de atraso y no insto al grupo a parar. La bajada hasta la glorieta de entrada a Las Navas es divertida. Salpicada de piedras y raíces aquí y allá. Y también lo es la bajada desde la glorieta hasta la estación de tren. Esta la hacemos casi siempre que nos juntamos a rodar por esta zona.
Concentración absoluta
Tras pasar por debajo de la vía del tren hicimos una pequeña pausa para reponer fuerzas y continuamos por la Ciudad Ducal.
Toca rodar relajadamente admirando tanto el paisaje como los casoplones. Llegamos hasta el embalse. Me alegra ver que está llenito de agua. Pasamos por encima de la presa y nos encontramos un cuestón donde más de uno tiene que echar pie a tierra.
Cuesta que pica bastante
El camino que rodea el embalse es de lo más bonito que hay por esta zona. Es llanito y con buenas vistas, da gusto recorrerlo en bici.
Jaime y Javi rodando felices
Llegamos al puente sobre el Arroyo Retuerta (otra vez, pero mucho más abajo) y paramos a echarnos una foto (la primera que verás en esta entrada). El lugar es impresionante. Una rampa corta pero interesante nos lleva a otra presa, la del Lago de Ciudad Ducal. Para observar en todo su esplendor esta maravilla de integración entre urbanización y naturaleza obligo al grupo a rodear el lago aunque esto suponga cargar con las bicis para pasar por tres puertas «anti-vacas».
Queda una cuesta bastante gorda, la que nos saca de la Ciudad Ducal. Y al primo parece que se le atraganta. Al punto de que le da una pájara de las buenas. El grupo avanza y como veo que Christian se descuelga me doy la vuelta a ver qué le pasa. Me cuenta que se le ha salido la cadena, que eso le puede pasar a cualquiera. Pero por muy despacio que voy no es capaz de seguirme el ritmo. Raúl nos estaba esperando más adelante. El resto de Perdedores seguían adelante, siguiendo el track.
El primo, apajarao
Apenas quedarían tres o cuatro kilómetros, pero se le hicieron eternos al pobre. Enlazando tramos en bici con tramos a pie, en cuantito el camino se ponía cuesta arriba. Se tomó un gel, pero no dio tiempo de que hiciera efecto.
Jaime me llamó porque parecía que tardábamos. Les dije que siguieran a casa, que nosotros llegaríamos a nuestro ritmo, que íbamos con un cadáver viviente sobre ruedas.
Y con mucho pundonor y sacando fuerzas de donde no las había, llegamos. Y por suerte la pájara se fue igual que vino y el primo pudo disfrutar del resto de la jornada. Porque todavía quedaba lo mejor: ¡la comilona!
Como hacía bueno nos pusimos a preparar las migas en el jardín mientras tomábamos un aperitivo. Lo mejor.
Friendo torreznos. Falta Jaime que estaría cambiándose de ropa
La verdad es que nos quedaron bastante ricas, feo está que lo diga yo. Pero es así, qué quieres que te diga.
Comimos dentro, que la temperatura era fresca. Nos las ingeniamos para sacar muebles fuera para entrar todos en el salón.
A punto de empezar a comer
Con la satisfacción de haber completado una ruta estupenda en compañía de amigos y habiendo solventado algunos problemillas técnicos la comida sabe mejor.
Pintaza, ¿verdad?
Las migas volaron. Y de postre, arroz con leche. Que también voló. Junto a la trenza que trajo Raúl, que estaba de muerte. Cafés, chupitos y alguna copita también cayeron, que estábamos de celebración y no había prisa.
Otra jornada para recordar. Echamos de menos a los Perdedores que no pudieron venir. Pero creo que la aMIGAda ha dejado trazas de convertirse en tradición, lo mismo que la BiciCoa. Así que, casi seguro, el invierno que viene repetiremos. Hasta entonces espero que hagamos muchas más rutas juntos.
Llevaba mucho tiempo viendo que hacíais rutas sin ningún incidente y tuve que personarme para evitar que el grupo pierda el «perdedores» del nombre.