¡Cómo me alegra compartir con todos vosotros esta entrada! Ya sabéis que la BiciCoa es el evento Perdedor del año, el momento en el que nos juntamos la mayoría. Este año, en la novena edición, hemos pasado un día con amigos y familiares que no te imaginas. Voy a tratar de resumírtelo en estas líneas para haceros partícipes aunque sea durante el ratito que os lleve leerlas. A ver si lo consigo.
Como vengo haciendo desde hace ya un tiempecito, os comparto el vídeo que hemos preparado. Es increíble que entre el primo, el Bombi y yo hayamos grabado TODO el recorrido.
Este año la fecha elegida fue el sábado 7 de junio. Antes que otros años, pero así evitamos que se meta el calor que no veas qué mal rato se pasa pedaleando a 35 grados. Los Perdedores estaban citados sobre las 9:30 para que nos diera tiempo de bajar las bicis, llenar los bidones, ponernos las zapatillas, saludarnos efusivamente… Ya sabes, los preludios de las rutas entre colegas.
Una vez todos los participantes estuvimos «en orden de marcha» llegó el momento de las tradicionales fotos.
Empezamos con Javi que vino a su segunda BiciCoa con Mario.
Mario es más de consolas que de bicicletas
La sorpresa de la edición la dieron Jaime, Susana y Mateo que a última hora acudieron a la cita para deleite del resto de Perdedores. Y es que llevábamos mucho tiempo sin vernos. Más de lo recomendado por la OMS. No debe de volver a repetirse.
Jaime con su preciosa Scalpel
Raúl no puede faltar, naturalmente. En una etapa más cabal de su vida, ya no acude con una bici distinta a cada edición.
Raúl decía que estaba bajando muy a lo bestia últimamente
Pablo… en el día del año en que monta en bici. En una de mis bicis. De corto, pero con el cuello bien tapadito para no resfriarse. que solo hace 30 grados y se te mete el frío en los huesos.
Paradigma de Perdedor
El Bombi es otro «uno» fijo en la quiniela. BiciCoa son sinónimos de Raúl y Bombi. Lo mismo le tendríamos que cambiar el nombre a RaBoCoa. No… que suena raro.
Esta Trek es la bici más amortizada del mundo
Lude, por primera vez con bici doble en la BiciCoa. Y de rueda de 29″. Y de carbono. Demasiadas novedades juntas. Al menos de comer no pidió extravagancias modernas, en eso no ha cambiado.
Cuando Sergio está en forma no hay quien le eche el lazo
El primo ya es un clásico de la BiciCoa. Además se ha hecho un maillot de Perdedores BTT para las ocasiones especiales. Y mira qué tipín le hace, que parece un banderillero retirado.
Perdedor de corazón. Esta vez no le dio pájara
Un servidor, viviendo con ilusión cada instante de este día tan especial. Pertrechado con varias cámaras para poder grabar la ruta y compartirla en el vídeo que tenéis encima.
Para serviros a todos vosotros
Jaime ya no se pierde una. Aquí le vemos con su nueva-vieja bici. Se trata de una bici montada a partir de un cuadro nuevo y los componentes de la MMR cuyo cuadro se fisuró. Ambos, ciclista y bicicleta, cumplieron con creces.
En qué momento convencí yo a este tío para salir en bici…
Miguel siempre que viene ameniza. La última vez fue en la aMigada, que la lío gorda con las ruedas y las salidas de cadena. Esta vez aseguraba llegar con la bici en perfecto estado. Veremos.
Celebrada vuelta a los ruedos de Miguel
Para Natalia esta sería su primera BiciCoa completa. Ha venido a la Coa en una ocasión. No pudo hacer la ruta en bici por tener la clavícula rota tras una caída. Esta vez venía dispuesta a aprovechar el tiempo al máximo, que tenía que marchar pronto por compromisos sociales.
La rusa que anda en bici como una demonia
Comenzamos la ruta razonablemente puntuales, después de la foto grupal.
Fotaza para enmarcar, no me digas que no
Me gusta cambiar un poco el recorrido de la ruta de año en año. No te creas que es fácil. Más aún cuando venimos celebrando otro evento en invierno. Esta vez, feo está que yo lo diga, he conseguido un porcentaje de caminos inéditos bastante aceptable. Además hemos recorrido algunos senderos en sentido opuesto y, fíjate qué tontería, parecen otros.
Track disponible en Wikiloc
Comenzamos rodando en dirección sur, cruzando la carretera 505, hacia las vías del tren. La idea era girar a la izquierda justo antes de cruzarlas, pero había visto días antes que el paso por debajo de la carretera 505 estaba inundado y embarrado así que tuve que cambiar un trozo del recorrido. Creo que para bien. Fue una vez pasadas las vías que giramos a la izquierda tras un divertido descenso por pista (más rota y empedrada cuanto más empinada) llegamos al Arroyo Retuerta. Corría con medio palmo de agua, lo justo para pasarlo sin problemas pero con buenas salpicaduras si la velocidad era excesiva. El Bombi nos lo explica con una foto para que te enteres:
De la BiciCoa al Tinder
Buenísima manera de empezar una ruta. Porque justo después la mayoría tuvimos que bajarnos a empujar la bici. No veas la cacho de cuesta que había justo después de pasar el arroyo. Me consta que Raúl, que está en forma, la subió montado. No sé si alguno más podría con ello. Yo ni lo intenté, que estábamos empezando. Quedaba mucha tela que cortar y no quería petar en el día de la BiciCoa que el día es largo.
Esta cuesta infernal nos llevaba a las afueras de Ciudad Ducal. Enlazamos con el camino que nos lleva hasta el lago. Lo conocemos, es uno de los que hemos hecho varias veces del revés. Esta vez toca bajarlo. Sin pena ni gloria porque se trata de una pista muy ancha y en perfecto estado así que no tiene mucho picante.
Rodamos junto al lago unos metros y atravesamos el portón de la presa. Bajamos hasta el puente de madera. Siempre hay quien, al pasar por aquí, se sorprende de lo bonito que es este sitio. Uno de mis preferidos del mundo, que lo sepas.
Como hay mucha agua y sombra el verde se mantiene
Llegamos al embalse de Ciudad Ducal (una cosa es el lago y otra el embalse) y lo rodeamos por la derecha. Una de las fotos más bonitas de la jornada… pero no paramos para echarla. Y Natalia me regañó por ello. No era momento de parar que si paramos en cada sitio bonito en vez de comida íbamos a preparar merienda.
No me digas que no es un sitio de flipar…
Pasamos por encima de la presa del embalse y comenzamos a subir. La segunda del día, pero esta la podemos afrontar todos subidos en la bici. Además, es cortita. En esta ruta no hay subidas larguísimas. Es lo bueno (para los que no disfrutamos subiendo especialmente).
Salimos de la Ciudad Ducal por el camino del Pocillo y llegamos al barrio de la estación de Las Navas del Marqués.
Pasamos por el túnel bajo las vías del tren y salimos de nuevo a la carretera 505. No la cruzamos, avanzamos por ella apenas unos metros para pasar por encima del Arroyo del Corcho y volver «a este lado» de la carretera. Enlazamos con la pista (llena de piedras y con un rodar horrible) que va desde la estación hasta Las Navas. Vamos charlando, aún poniéndonos al día. Contándonos nuestras cosas, que no nos vemos todos los días.
La temperatura es perfecta… de momento. No hace un calor insoportable pero el sol empieza a picar. Suerte que la mayoría de la ruta es bajo la sombra de los árboles.
Ya en la glorieta de entrada al pueblo tomamos el camino que sube hasta el Risco de Los Dineros. Y no podemos dejar de hacernos una foto en el mirador.
Momento de risa grosero por culpa de Miguel
Continuamos nuestro camino bajando hasta el área recreativa del Valladar. Esta ruta tiene bastantes subidas y bajadas. Todas muy asumibles, bastante divertidas. Cada cual baja a su ritmo, como debe ser, que no es plan de caerse y hacerse daño. ¡Para un día que nos juntamos casi todos! El final del sendero, de hecho, nos guardaba una trampa. Había mucho surco y el que no se lo sepa corre el riesgo de clavar la rueda delantera y salir por encima del manillar.
El que se lo sabe pasa por encima de las piedras
En el Valladar giramos 180 grados con intención de volver a la glorieta del Magalia. Pero no por donde habíamos venido. Volvemos pasando junto al mirador estelar. Tramo inédito. Tras esquivar unas pocas vacas que antes no estaban en mitad del camino volvemos a poner rumbo al Valladar. esta vez por el sendero que corre junto a la carretera y que tantas veces hemos hecho en sentido contrario.
Este sendero mola bastante en ambos sentidos
Nos toca cruzar la carretera. El resto de la ruta discurrirá por el otro lado. Según cruzamos, justo de frente a la entrada (o salida en nuestro caso) del Valladar, seguimos de frente. Una ligera subida nos pone a prueba. Pero luego viene una bajada que tiene su puntito. Pablo aprovecha para caerse. Pero vamos… firmo yo por caerme así todas las veces, que no se hizo ni un rasguño.
Reagrupados al final de esta bajada cambiamos de dirección. Girando a la izquierda ponemos rumbo de vuelta por una de las zona menos atractivas de la ruta. Entramos al pueblo por el polígono industrial El Brajero. Necesario a fin de cuentas.
Para evitar rodar por la carretera atravesamos los trocitos de pinar que hay entre el polígono y el pueblo. Y una vez en la glorieta del hotel seguimos de frente por la avenida del Descargadero.
Natalia dice que no tiene agua. Y yo me doy cuenta de que no voy precisamente sobrado. Pasamos junto a una fuente (en frente de la heladería) pero está seca. Decidimos acercarnos hasta la fuente del Saúco, aunque no estaba inicialmente en el recorrido. Son apenas un par de kilómetros más y además de poder rellenar los bidones con agua fresca podremos rodar por la sombra del robledal. Una maravilla.
Un oasis esta fuente de agua fresca
Salimos al Camino de las Hilanderas. La última vez que nos juntamos todos, lo recorrimos a la inversa. Cambia mucho la cosa, sobre todo llegando al final. Se pone muy divertido cuesta abajo. Y, por lo que sea, bajamos bastante a saco. Tanto que Jesús, al final, pregunta si acaso estaban a punto de cerrar algo, que no entendía la prisa.
Velocidad completamente innecesaria
Apenas quedaban cuatro o cinco kilometritos de ruta que recorremos muy tranquilamente. Nos esperaba una buena cuesta, pero de sobra conocida por todos, la que llega a las urbanizaciones de Navalperal de Pinares por el Camino Viejo de Las Navas. Chupao.
Llegamos de vuelta tras unas dos horas y media de ruta pausada. De disfrute bicicletero, de amistad sincera. De risas, faltadas (desde el cariño y el respeto) y de sudor. Deseando bebernos algo fresquito. Miguel había traído una nevera llena de botellines de Estrella Galicia bien fríos que supieron a gloria bendita.
Lo mejor de la vida: bici y torreznos
Mientras preparábamos la barbacoa dimos buenísima cuenta del picoteo que Lourdes había preparado. Anda que si no fuera por ella iba yo a meterme en estos jardines.
Menuda suerte tiene el cabrón
Muchos familiares ya habían llegado, otros fueron llegando. Se repartieron los obsequios conmemorativos (unos calcetines este año), se sorteó la cesta-regalo (le tocó a Miguel) y se amenizó la sobremesa con juegos populares.
Miguel también ganó al juego de la salchicha. Fue el mejor día de su vida
Y mucha comida, mucha risa, mucho fanfarroneo y muchos planes.
Ya estamos pensando en la próxima, que es la décima. Habrá que hacer algo especial, digo yo. ¿Se te ocurre alguna idea?***