El pasado sábado 25/05/2013 lo que tenía que haber sido una magnifica mañana de ciclismo de montaña en la mejor de las compañías se transformó en una pesadilla en forma de pinchazo irreparable que me obliga a caminar 8 kilómetros.
Para la ocasión habíamos conseguido juntarnos cinco perdedores: Raúl, Miguel, Pablo, Félix y yo.
Félix es un compañero de trabajo aficionado al ciclismo de montaña y llevamos meses hablando de quedar un día para dar una vuelta. Es de Mérida y no conocía la Casa de Campo. No puedo decir que eligiera el mejor día para animarse a compartir ruta…
Como suele ser habitual habíamos quedado a las 10:30 en el zoo. Inflé las ruedas antes de salir de casa y al llegar al coche veo que la trasera está en el suelo. La válvula no me había dado muy buena espina y efectivamente es por ahí por donde se perdía el aire. Como iba con tiempo y tenía una cámara de recambio dispuse cambiarla mientras llegaban el resto de amigos. Le metí aire a la rueda y comenzamos nuestro circuito habitual en buena sintonía.
Llegamos a la cuesta de la muerte y cogemos el camino de la izquierda. Los cardos estaban altísimos y salimos un poco arañados y yo, debido a la falta de actividad física, un poco apajarado. Me tomo un gel y parece que poco a poco, subiendo la pista que lleva al muro, voy recuperando.
Cogemos una senda que sale a la derecha de la pista, poco antes de llegar al muro, y que lleva a Garabitas. Félix casi intima con un pino… y es que no está acostumbrado a los senderos malignos. Poco antes de terminar el sendero noto que la rueda de atrás flanea… de nuevo estaba pinchada.
No tenía más cámaras de repuesto pero no pasa nada… Llevamos parches. Nos ponemos manos a la obra en un merendero de Garabitas. Veo que el pinchazo es más una raja producida por el desgaste de la cámara en la unión de la válvula. Un sitio feo.
Le doy con la lija, pongo el pegamento, dejo que seque, aplico el parche y dejo que seque de nuevo. He podido hacer esta operación decenas de veces… Pero en esta ocasión no había manera.
No sé si sería que el pegamento estaba pasado o la cámara podrida… Pero al darle aire a la rueda se volvía a oír el maldito silbido del aire saliendo por el mismo sitio…
Después de varios intentos decidí bajar andando al lago a tomar un refresquito e intentarlo de nuevo tranquilamente. Raúl, Miguel y Pablo aprovecharon la bajada desde Garabitas y Félix y yo nos dimos un buen paseo a pie. Al menos disfrutamos de una buena conversación.
Ya en la terraza del lago y con una Coca-Cola fresquita me puse de nuevo manos a la obra. Pero no hubo manera… ¡¡Ni con Loctite!!
Desesperado monté la rueda en la bici y la inflé a tope para ver si era capaz de llegar al coche aún teniendo que parar en el camino para volver a meter aire… pero los amigos, entre risas, me dicen que la delantera también está pinchada. Y vaya si lo estaba.
Otra caminata. Esta vez desde Lago hasta el zoo, que es donde había dejado el coche. El paseo me pasó factura en forma de ampollas en los pies y agujetas el día siguiente. Anduve unos ocho kilómetros.
Eso sí, esa misma tarde compré dos cámaras nuevas y la bici vuelve a estar al 100%. Yo no. Tengo mucho que entrenar.
PD: Félix, espero que esta mala experiencia no te eche para atrás y te animes a venir otro día. Los pinos son tus amigos, ya lo sabes.