La sustitución de pastillas de freno es una operación de mecánica de mantenimiento que todo ciclista debería poder hacer cuando han completado si vida útil o cuando por una manipulación incorrecta se han contaminado.
Vamos a ver qué pasos hemos de seguir para realizar el cambio con éxito. Los frenos sobre los que voy a explicar el procedimiento son unos Hayes Stroker Ride, pero aplica a cualquier freno.
En primer lugar, tras sacar la rueda, extraeremos el pasador (negro en mi caso) que sujeta las pastillas en su posición. Tirando con un alicate saldrá sin problemas.
Este es el aspecto que presentan las pastillas. No están gastadas, pero no frenaban bien posiblemente por estar contaminadas. Traté de recuperarlas como explicaré en otra entrada, pero no tuve éxito.
Un recambio de pastillas no es demasiado caro. Las de este modelo me han costado 14€. Son orgánicas. Las pastillas de freno pueden ser orgánicas o metálicas. Las primeras, se fabrican con sustancias abrasivas compactadas con resina. Son más blandas y ofrecen una frenada más silenciosa pero se gastan antes y pueden «cristalizarse», dejando de frenar con eficacia. Las segundas están fabricadas con compuestos metálicos fusionados mediante calor y son más resistentes y duraderas, pero desgastan antes los discos y son más ruidosas.
Hay muchos fabricantes de pastillas independientes de las compañías que fabrican los frenos, no tenemos por qué comprarle las pastillas a Shimano, si nuestros frenos son de la marca japonesa. Eso sí, importante asegurarse de que las pastillas se corresponden con nuestro modelo de freno. Podrían no encajar ya que son de distintas formas.
Esa piececita de metal es fundamental. Sirve para separar las pastillas en reposo, trabaja como un muelle.
Colocamos las pastillas tal y como deben estar dentro de la pinza de freno. Si podemos evitar tocar la parte que entrará en contacto con el disco, mejor. Así evitaremos contaminarlas.
La colocación del soporte metálico es muy importante, repito.
Si las pastillas son asimétricas, como es mi caso, hay que conocer la posición en que deben de colocarse. En las que voy a poner encuentro un «IN» grabado que me indica que esa pastilla es la que estará en el interior.
Habiendo montado el «sándwich» de pastillas, no cuesta demasiado colocarlo en su alojamiento.
Recordad que hay que tener la precaución de no accionar las palancas de freno si no tenemos el disco puesto, evidentemente si no tenemos las pastillas, con mayor motivo.
Y, si cambiamos las pastillas por desgaste es conveniente retraer los pistones con las pastillas viejas puestas para evitar dañar los propios pistones. Podemos hacerlo con una herramienta específica para tal operación o con un destornillador plano con una buena pala. Así, cuando pongamos las pastillas nuevas, evitaremos roces con los discos al tener estas más grosor.
Como veis en la foto (se aprecia un poco mal) me he equivocado (he hecho caso omiso del «IN») y los ojales de las pastillas no están alineados con los de la pinza.
Saco las pastillas, las doy la vuelta y las vuelvo a poner en su posición correcta.
Para que el pasador entre fácilmente lo mejor es enderezarlo.
Con ayuda de un alicate lo haremos sin problema.
Una vez hemos colocado el pasador a través de los ojales de la pinza y de las pastillas…
…le abrimos las puntas para que no se salga de su sitio.
Con esto completamos la sustitución de pastillas de freno
Las pastillas, como las de los frenos de los coches, requieren un rodaje de manera que no nos sorprendamos si de primeras nuestra frenada no tiene mordiente.