Valoraciones de la Orbea Rise H10

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Os voy a hablar de mi prueba de una Orbea Rise H10 en Festibike. Como seguro que habéis leído la entrada anterior sabéis que el fin de semana del 9 al 11 de septiembre se ha celebrado Festibike 2022 y he acudido porque durante agosto reservé la prueba de una Orbea Rise H10.

Orbea Rise
Esta foto la he tomado prestada de la web de Orbea

 

Tenía yo curiosidad por probar una aunque todos los amigos me decían, medio en broma, medio en serio, que es un error porque me iba a gustar y me iba a acabar comprando una más pronto que tarde, etc… Pero no. Me compraré una, llevo años diciéndolo, pero será más tarde que pronto por diversos factores que enumeraré al final porque primero quiero contaros los entresijos de la prueba. Os adelanto que me lo pasé teta.
 

Festibike

Tenía reserva para el domingo 11/09  a las 11:30. Con idea de aparcar bien (me consta que el aparcamiento se llena a media mañana) y echar un rato mirando la exposición llegué sobre las 9:15 al recinto ferial de Las Rozas pensando que abrirían la feria a las 9:30… Pero no. No abrían hasta las 10:00. Así que me senté en un merendero de la Dehesa de Navalcarbón, justo en frente de la puerta de la feria, donde estaban preparando la salida de la carrera infantil que tendría lugar a las 10:30. Me entretuve mirando las bicis de los niños. Canela en rama: para los más pequeños Woom y Frog pero para los que eran unos más mayores BMC, Berria, Orbea, Scott, Specialized, Niner…. incluso había alguno con ebikes de adulto que les quedaban grandes como motos.
 
Llegaron las 10:00 y entré gracias a la entrada  gratuita que me había conseguido Jaime en una visita a la tienda Mammoth de Villalba en su búsqueda de bici nueva. No la hubiera necesitado porque al haber reservado una prueba el procedimiento era que te acreditabas en rincón preparado a tal efecto donde una señorita le ponía a uno una pulsera de papel con la que se podía entrar y salir a discreción de la feria. No voy a entrar en detalle de lo que vi en la feria, podéis leer algo en la entrada inmediatamente anterior. Había cosas muy guapas.
 

 

Orbea

Acudí al stand de Orbea diez minutitos antes de la hora de la prueba y le pedí a uno de los muchachos que atendían al público que me explicara los fundamentos de la Rise porque yo no había probado una ebike en mi vida. Pero me dijo que no. No por falta de empatía sino porque la prueba consistía en una ruta guiada por un monitor que nos daría detalladas explicaciones de todos los aspectos de la bici. En parte me gustó la idea pero en parte no porque me había yo echo a la idea de ir solo a mi bola probando la bici pero reconozco que las explicaciones del monitor merecieron la pena. Lo malo, eso sí, es que no pude sacar fotos durante el recorrido. Tanto para no entorpecer el discurrir de la actividad como para no parecer gilipollas.
 
Accedí a la zona del taller de Orbea y me asignaron una bicicleta en mi talla, la L. Un mecánico barbudo muy simpático me preparó la bici: me preguntó qué tipo de pedales quería (de plataforma porque no llevé zapatillas con calas por comodidad), cuánto pesaba para ajustar las suspensiones y cuándo medía para ajustar la altura del sillín. Tras una primera configuración salí del stand a dar una pequeña vuelta por las calles del recinto ferial para comprobar que estos parámetros eran correctos… y lo eran. Me regalaron un bidón con bebida isotónica y un gel por si las moscas de la marca 226ERS. La bebida me vino muy bien porque hacía un calor de muerte. No obstante llevaba yo mi bidón preparado en mi mochila junto al casco (obligatorio), guantes y gafas.
 

 

Mientras se llenaba el grupo (éramos 5 «probadores», 4 chicos y una chica) estuvimos de cháchara a la sombrita. Es cuando el compañero de grupo me contó que tenía una Turbo Levo pero que esta le gustaba más. Enseguida llegó el monitor, un chico muy majete de León (casi de Asturias, decía) y tras presentarse nos pusimos en marcha.
 

¡A rodar!

Salimos del recinto ferial esquivando gente y con el motor apagado. La idea era salir y dar las primeras explicaciones bajo la sombra de los árboles en la dehesa. Comenzamos a rodar con el motor apagado, siguiendo las indicaciones del monitor. La idea era que comprobáramos por nosotros mismos que la bici puede utilizarse como bicicleta tradicional por ser ligera y tener, como él decía, «rozamiento cero» (yo creo que físicamente es imposible tener un rozamiento cero, otra cosa es que tienda a cero).
 
Tras salir del recinto ferial y cruzar la carretera paramos todos y el monitor que teníamos asignado y un compañero suyo que se había unido simplemente por salir del calor infernal de la carpa nos explicaron lo que teníamos entre manos. Orbea Rise H10, una ebike ligera de categoría trail, construida con cuadro de aluminio (soldaduras pulidas inapreciables, un trabajo impresionante), con 140 mm de recorrido en ambos ejes con suspensiones de la gama alta de Fox (con su acabado Kashima y todo) y montadas en XT tanto en transmisión como en frenos. También llevaba tija telescópica, algo practicamente obligado en una bici trail y cubiertas gordotas Maxxis de 2,40 montadas en unas ruedas Mavic Crossmax. Vamos, todo bien.
 

Clase teórica

Vino luego el momento de hablar de la parte eléctrica: motor Shimano EP8-RS y batería de 540Wh. Tres niveles de asistencia (seleccionables desde un control eléctrico con dos botones, «parriba» y «pabajo») son suficientes para exprimir ambos elementos hasta el último electrón en función de las necesidades del ciclista y del recorrido. Pero la joya de la corona parece ser la gestión «inteligente» que la bici hace de estos elementos porque entrega la potencia en función de la demanda que el usuario necesite en cada momento. Si vamos rodando sin más, la asistencia es inapreciable pero si pegamos un apretón o si aumentamos la cadencia es cuando notaremos que la asistencia toma presencia. Orbea llama a esto «concepto Rider Synergy» y de ahí viene el apellido «RS» del motor EP8 de Shimano ¿Será todo esto verdad? seguid leyendo y no seáis ansiosos,
 
El circuito por el pinar tenía de todo un poco. Tal y como rezaba el PDF informativo descargable desde la página de Festibike:
 

 

Demasiadas cosas nuevas para mí: mi primera prueba de una ebike sería también mi primera experiencia con tija telescópica, con manillar de 780 mm (el mío es de 720), con bicicleta trail…Vamos, muchas diferencias respecto a mi bicicleta habitual.
 

 

¿Se nota la ayuda?

Encendimos el motor y seleccionamos el primer nivel de asistencia. Nos pusimos en marcha y de primeras no noté nada, pero a los pocos metros tuvimos que pasar por un puente de madera sobre el canal de que recorre el pinar y al apretar un poquito para superar la rampa de entrada al puente se hizo la magia y subí con la gorra. Y luego otra vez, subiendo un talud, casi le meto al que iba delante mía. Esto requiere un periodo de aprendizaje, eso es indudable. Seguimos rodando por llano y en las rectas el monitor nos instaba a apretar y es entonces cuando se notaba el puntito extra que aportaba el motor. Cambiamos al segundo nivel de asistencia y la mejora es evidente. Pero, como decía antes, es sutil, solo aparece cuando hace falta, el resto del tiempo la ebike se comporta más o menos como una bicicleta convencional. Es muy cómoda y bastante ágil. Esta ebike ronda los 19 kilos, ojo con eso, pero no lo parece. No lo digo por la ayuda eléctrica, sino por la forma con que se mueve. Antes de salir, en parado y estando yo de pie, la puse un par de veces sobre la rueda trasera para darle la vuelta entre la gente y no me parecía extremadamente pesada.
 
Llegamos a un punto del recorrido con una cuesta corta, de unos 20 o 30 metros, pero con un buen desnivel. La subimos primero en modo intermedio y subimos con la gorra, pero la bajamos para volver a subirla con el modo boost y la subimos silbando. ¡Qué bien me hubiera venido para subir las zetas de La Pedriza la semana pasada!
 
El resto del recorrido fuimos «jugando» con la bici. Metiéndola por sitios feos, ratoneando, jugando con los distintos niveles de asistencia. Y, particularmente, aprendiendo a usar la tija telescópica (creo que le voy a pedir una a los Reyes Magos).
 
Esta es la que me dejaron probar
 

¡Se acaba!

Llegamos de vuelta al recinto ferial con una sonrisa que no nos cabía en la cara. Pero antes de llegar hicimos una última prueba: el modo «walk» que sirve para caminar con la bici sin tener que empujarla. Ella se mueve sola y esto va muy bien para subir a pie por una trialera imposible, por ejemplo.
 
Me despedí de la bici con lágrimas en los ojos (no es cierto) y agradeciendo al monitor sus explicaciones y su amabilidad. Mi valoración de la experiencia es 100% positiva. Quiero una, es innegable. Mi mensaje en el grupo de Whatsapp de Perdedores BTT fue claro:
 

 

De momento me aguanto

Pero vayan aquí cuatro factores argumentados que me echan para atrás:
  • Cuestan un pastizal. Esta Orbea H10 tiene un PVP de 7.099€. Por mucho que la puedas financiar y pagar cómodamente estamos hablando de muchas perras.
  • Riesgos de comprar de segunda mano. Lo discutía con otro ciclista del grupo en el que íbamos. Él tiene una Specialized Turbo Levo SL que compró de segunda mano y dice que no hay problema pero a mí me parece asumir un riesgo comprar una ebike con un motor que no sabemos cómo está, o una batería que lo mismo está estropeada. Con una bicicleta convencional es raro encontrar fallos ocultos (ojo, que los hay) pero con una ebike en algunos aspectos vamos un poco a ciegas comprando de segunda mano.
  • No quiero una bici de trail. ¿Acaso no hay ebikes dobles de XC? No quiero una bici con más de 120mm de recorrido para hacer las rutas que hago porque el 80% de las veces salgo por Leganés y necesito una bicicleta más rodadora que bajadora. Sí, las geometrías están logradas y los pesos contenidos en las ebikes ligeras… pero si en vez de 140mm de recorrido se le meten suspensiones de 120 no se aligeraría aún un poco más?
  • No me ha llegado la hora. Llegará un día en que la necesite para poder hacer las rutas que vengo haciendo en los últimos años. Pero ese día aún no la llegado y con la bicicleta tradicional me lo paso muy, muy bien. No echo en falta una ebike para nada.

Pero una cosa no quita la otra. Como señalaba el primo Christian y como hemos discutido alguna vez los colegas. Alquilar alguna de vez en cuando para hacer un rutón está al alcance de cualquiera. Y no lo debemos descartar, que estas bicis tienen además han sido concebidas desde el punto de vista más recreacional del ciclismo, son divertidas.

El año que viene repetiré seguro, pero tal vez probando una Specialized… ¡Ya os lo contaré!

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